viernes, 15 de noviembre de 2013

Breve visita al Ambroz

Procedentes de Cáceres, llegamos a Hervás con el tiempo justo para comer. Nos habíamos retrasado un tanto al tener que hacer una parada para atender a los pequeños ya que ellos tienen un horario distinto al nuestro.

Después de comer, iniciamos nuestro recorrido por la población, muy animada en esa agradable tarde del primero de noviembre, día de Todos los Santos.

Comenzamos por la ascensión a la iglesia de Santa María, que lleva el largo nombre de Santa María de la Asunción de Aguas Vivas, situada en un promontorio, el punto más alto de la villa, donde se encontraba el castillo o fortaleza, según atestiguan las murallas que la rodean. Por su interés artístico, llama poderosamente la atención su portada principal, de cantería y traza clasicista con importantes elementos manieristas. No pude pasar al interior por encontrarse cerrada, a pesar de la festividad del día.


Santa María de la Asunción de Aguas Vivas
Desde esa altura se contempla una esplendida visión de trescientos sesenta grados de toda la vega del Ambroz, río que lame la base del promontorio, ubicado en el centro del valle, entreviendo a lo lejos,  la espadaña metálica de la iglesia de San Juan Bautista, antiguo convento de los Trinitarios, que se eleva sobre las cubiertas del caserío.


Vista parcial de valle
El descenso del cerro lo fuimos haciendo con suma precaución ya que llevábamos la silleta del pequeñín y las calles, pavimentadas con los ruejos del río,  son muy pendientes. Caminamos por las estrechas callejuelas del barrio judío, con cuestas escarpadas. Las casas, enjalbegadas, tienen grandes galerías y voladizos, abundan las de adobe y madera de castaño con retoques de granito, y son numerosas las revocadas con tejas.

Vamos calle abajo
En una bifurcación, yo me dirigí por la Calle de Abajo hacia el río hasta llegar al puente. Quise tomar una instantánea del mismo desde una de las orillas del Ambroz, pero la frondosidad de los árboles del cauce me impidió hacerla tal como yo deseaba y me tuve que conformar con otra perspectiva del puente, en la que se adivina el discurrir del agua.

Puente sobre el río Ambroz

Otra vista del puente
Recibí una llamada de mi mujer indicándome su posición y fui a su encuentro. Estaban en la calle Rabilero. Al penetrar en ella, muy concurrida por los visitantes, percibí la belleza de la que está dotada. Un tanto irregular, no es excesivamente estrecha,  y estaba llena del colorido que le daban las numerosas flores situadas a ambos lados.


Calle Rabilero

La misma calle
A mi derecha me topé con un pasadizo muy angosto que me trasladó a otra plazuela, cercana al lugar por donde había entrado. Retrocedí y me incorporé a mi grupo familiar para seguir disfrutando del itinerario, en el que, por doquier, surgían rincones muy sugestivos. Se nos pasó el tiempo sin apenas darnos cuenta y, ante la proximidad del atardecer, decidimos dirigirnos al sitio donde habíamos estacionado nuestro vehículos.

Otros rincones de la villa

Todo limpio y cuidado
Me ha agradado sobre manera, recorrer de nuevo estos lugares que ya habíamos visitado hace algunos años, y volver a descubrir este barrio de la villa que, al igual que Tudela, forma parte de la Red de Juderías, con la particularidad de que en Hervás se encuentra perfectamente conservada, a diferencia de la de nuestra ciudad, de la que apenas quedan algunos vestigios.

Una bonita fuente
Mi hijo quería mostrarle al suyo un verdadero bosque por lo que nos dirigimos al de San Andrés, junto a la ermita del Cristo de la Salud, al pie del puerto de Honduras. La selva de castaños, pinos y hayas lucía un colorido impresionante a pesar de ser ya una hora avanzada de la tarde.

El bosque lucía bellos colores
En tanto mi hijo y mi nieto mayor (no tiene todavía tres años) se internaban un trecho en la espesura, yo me dediqué a  buscar un lugar apropiado para gozar del atardecer. Caminé por la estrecha carretera que serpeaba hacia la elevada cima del puerto que un día lejano atravesé no sin temor. Hice unas cuantas fotos de la puesta de sol con la esperanza de que alguna sea aceptable, y volví hacia donde se encontraba mi familia que ya me estaba esperando impaciente.

Puesta del sol desde el castañar
Iniciamos el regreso hacia Cáceres. Mientras conducía por la autovía Ruta de la Plata, observé a lo lejos, escorado hacia la derecha, cómo el horizonte bermejo se iba tornando paulatinamente cárdeno y una radiante oscuridad se fue acercando hasta envolvernos y deglutirnos en la caverna opaca de su negrura.

20 comentarios:

  1. Currado y bonito reportaje, no conozco estos rincones, Extremadura veo que tiene mucho que ver, como en tantos lugares de España; te aconsejo que visites, si es que aun no lo conoces, el barrio judío de Girona
    Salud

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    1. Extremadura es una pasada. Para mí era una desconocida hasta hace unos doce años, ahora voy frecuentemente por asuntos familiares. Te agradezco el consejo porque no conozco Girona. Un saludo

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  2. Me has recordado el viaje que hicimos por esa tierra.

    Un abrazo.

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    1. Extremadura es una comunidad que nunca había llamado mi atención hasta que al ser la tierra de mi nuera sentí la curiosidad de conocerla. Puede imaginarte cual fue mi sorpresa. Abrazos

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  3. Todas son bonitas, pero me quedo con el puente y con la transparencia del farol de la calle Rabilero.
    Un abrazo

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    1. Cada uno tenemos nuestros gustos, A mi las de las calles, cualquiera de ellas, me agradan. Soy un enamorado de los rincones callejeros. Abrazos

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  4. Eres el mejor cronista-fotógrafo que conozco. Felicidades.
    Un abrazo.

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    1. Eso es, Paco, porque conoces a muy pocos cronistas-fotógrafos. Un fuerte abrazo

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  5. Yo había oído que Extremadura es un sorpresa no muy conocida. Me ha encantado el puente. Gracias felipe.

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    1. Puedes estar segura, Angelines, que Extremadura es una maravilla. Tiene unos paisajes increíbles, algunos tan verdes como puedan ser los del Pirineo, una historia apasionante y monumental, parques naturales, excelente gastronomía, grandes producciones agrícolas, buenas autovías y carreteras y hasta buen vino. Lugares como Cáceres, Plasencia, Trujillo, Mérida, Zafra, Olivenza y muchísimos más que no cesaría de enumerar causan auténtico placer al visitarlos. Como ves soy un enamorado de esa tierra. Besos

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  6. Magnífico el final,Felipe.
    Tengo muy buen recuerdo de unos días que pasé en Hervás en el verano de 2010. Cuando estuvimos había un mercado en la judería muy interesante. Además,pudimos probar las maravillosas cerezas de la zona porque era la época. Me imagino que ahora la zona,con los colores del otoño, estará muy bonita.
    Abrazo!

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    1. Hace años pasé de Hervás, en el valle del Ambroz, al valle del Jerte atravesando el temible puerto de Honduras. Las cerezas estaban ya coloreando. En otra ocasión fui a ese valle en plena floración de los cerezos y fue una maravilla; parecía que estaba nevado. Un fuerte abrazo

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  7. Un pueblo pintoresco y, sí, sí que es bonita esa fuente.
    Un abrazo.

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  8. Un pueblo muy bonito Felipe. Me encantan esas calles repletas de macetas.
    Un abrazo.

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    1. Es digno de recorrerlo tranquilamente y luego tomar una cervecica en los numerosos bares del pueblo. Abrazos

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  9. Me ha gustado el recorrido y como muchos dicen que les ha encantado el puente yo en un pispás me he acercado a verlo antes de que te fueras, para poder seguirte en el recorrido. He "paseado" por alguna de sus calles y aunque eran subida, no me he cansado.
    Saludos

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    1. Emilio, eres la leche. Me encanta esa cualidad tuya de buscar aquello de lo que escribo para tener una mejor información que la que yo te doy. Un abrazo

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  10. Siempre es un placer pasear de tu mano por tantos y tantos rincones de España.

    Un abrazo Felipe.

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    1. Muchas veces me pregunto ¿cómo sería viajar acompañado por mis amigos virtuales? Seguro que disfrutábamos todos. Un fuerte abrazo

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