domingo, 28 de febrero de 2016

Premio deslucido



En la mañana del sábado, día veintisiete de febrero, en el salón de actos del Palacio Decanal de Tudela, tubo lugar el acto en que se dieron a conocer los premios del Primer Certamen Poético en honor de Santa Ana, organizado por la Congregación de Santa Ana de Tudela. Asístí a este acto en compañía de un escaso número de personas. En la mesa de presidencia se encontraban Luis Eduardo Gil Munilla, presidente de la mencionada congregación, el sacerdote D. Jesús Zardoya, canónigo de la Catedral y el escritor y poeta Pepe Alfaro, que actuaba como secretario. Asístió el concejal de cultura del M.I. Ayuntamiento de Tudela Javier Gómez Vidal y algunos miembros del grupo literario Translapuente.

En su discurso, Luis Eduardo Gil Munilla mostró su satisfacción por el éxito de participación en este primer certamen. A continuación Pepe Alfaro nos dio a conocer los datos del concurso en que se habían seleccionado ochenta y siete trabajos que cumplían con las bases establecidas para éste. Según dijo, habían llegado de distintos países como: Uruguay, Argentina, El Salvador, Venezuela, Cuba (8), Colombia, Perú, República Dominicana, Brasil, Mexico, Chile, Ecuador y España. De nuestro pais los poemas procedían de Alicante, Córdoba, Cádiz, Ciudad Real, Valladolid, Málaga, Almería, Baleares, Albacete, Soria, Las Palmas, Palencia, Madrid (6), Álava, Valencia, Zaragoza y Navarra. De Tudela, concretamente, doce obras.

Cristina Rupérez Palomar con su diploma de finalista
Seguidamente dio a conocer los dieciséis finalistas, acreedores del diploma correspondiente, nombrándolos uno por uno. Fueron los siguientes:



ANA, BENDITA ESPERANZA de María Beltrán Fernández – Málaga 
AY MADRE DE LA MADRE de Raúl Oscar Ifran – Buenos Aires (Argentina) 
MADRIGAL A LA ABUELA DE TUDELA de Cristina Rupérez Palomar – Tudela (Navarra) 
SONETO ESCONDIDO de José Antonio Pino Varens – Cienfuegos (CUBA) 
BAJO EL MANTO DE SANTA ANA de José Javier Marín Rández – Tudela (Navarra) 
EN LAS CALLES DE TUDELA de Juan Lorenzo Collado Gómez – Albacete 
SANTA ANA de Jesús María Lorenzo García – Palencia- 
LLENA ERES DE GRACIA de Ana Mª López Gallardo – Móstoles (Madrid) 
A SANTA ANA DE TUDELA de Pablo Alonso Rodríguez – Madrid – 
ORGULLO DE SABER QUE ERES PATRONA de Patrocinio Gil Sánchez – Llodio (Álava) 
A SANTA ANA de Rosendo Gallego Menárguez – Gandía (Valencia) 
DÍPTICO A SANTA ANA DESDE TUDELA de Manuel Terrín Benavides – Albacete 
A SANTA ANA, MADRE DE MARÍA de Juan Manuel Martínez Segorbe – Ciudad Real) 
POEMA A SANTA ANA de Andrés Vitas Blasco – Fustiñana (Navarra) 
PATRONA de Juan Carlos Ariza Bermejo – Tudela (Navarra) 
DOCE VERSOS A LA VIRGEN DE TUDELA de Silvia Asensio García – Madrid- 

Después se dio a conocer el tercer premio, dotado con ciento cincuenta euros y diploma, el poema titulado: “VIRGEN DE MIS NOCHES”, que fue leído por José Isidro López Fumero, miembro de Traslapuente, en ausencia de su autora Celina Ranz Santana, domiciliada en Valderrodilla (Soria).

José Javier Marín Rández con el diploma de finalista


A continuación se proclamó el segundo premio, dotado con doscientos euros y diploma, que recayó el poema titulado: “LA ABUELA Y EL SILENCIO”, que fue leído por su autor Mikel Arilla Álvarez, domiciliado en Tudela (Navarra)


Mikel Arilla Álvarez, segundo premio, leyendo su poema


Por último, el mismo Pepe Alfaro leyó el poema galardonado con el primer premio, dotado con doscientos cincuenta euros y diploma, que lleva por título “SI VAS A TUDELA VISITA A SANTA ANA, SU PATRONA”, por ausencia de su autor Feliciano Ramos Navarro, domiciliado en Montoro (Córdoba)


Pepe Alfaro leyendo el poema ganador del primer premio

El acto concluyó con una alocución muy sentida y amena a cargo de don Jesús Zardoya, canónigo de la Catedral, en la que glosó la importancia de la poesía y los poetas en la vida de todos los pueblos, aun los más pequeños e insignificantes. A mí, personalmente, me pareció un discurso muy digno y apropiado.


Dado que yo no presenté ningún trabajo a este certamen, creo que puedo hablar con total independencia sobre el mismo. Nada que objetar en cuanto a organización, participación y calidad de los trabajos presentados. Sin embargo, la ausencia de los autores a recoger sus premios ha sido algo que ha llamado poderosa y negativamente mi atención. De los dieciséis finalistas, tan sólo dos los han recogido: Cristina Rupérez Palomar y José Javier Marín Rández. Mikel Arilla Álvarez, galardonado con el segundo premio, ha sido el único de los tres laureados presente a la hora de la lectura de su poema y la recogida de la merecida recompensa. Con los tres me une una cordial relación y a los tres felicito no solamente por su premio, sino también por haberle dado al certamen prioridad en su ocupaciones y la misma importancia que le otorgaron a la hora de presentarse al mismo.

No sé si es habitual que los agraciados con una de estas distinciones no estén presentes a la entrega de las mismas. Sé que en otras licitaciones es obligatoria su presencia. Lo que si puedo atestiguar es que estas ausencias tan significativas dan la impresión de que los autores restan importancia al certamen y que éste carece de la suficiente relevancia para que les motive a perder algo de su preciado tiempo. O tal vez sea el escaso valor crematístico de la retribución, extremo conocido de antemano. ¿Otra vez el vil dinero? 

Creo que este ha sido un toque de atención que deberán tener en cuenta los organizadores para ocasiones sucesivas. Quizás deberían modificar algo las bases para el próximo con el fin de dar mayor prestancia y brillantez a un acto como el que nos ha ocupado e incluso al mismo certamen. Si los autores saben que es obligatorio asistir a este acto de entrega, lo tendrán en cuenta en sus agendas o, si no les interesa, no se presentarán. Siempre será mejor esto último, que el desprecio de su ausencia. Esta es mi humilde opinión. 

Para dejar un buen sabor de boca, transcribo el magnífico poema de Mikel Arilla, quien sí supo estar a la altura de las circunstancias:


LA ABUELA Y EL SILENCIO -Mikel Arilla Álvarez-

Nadie ha tocado tu aura hechizante
como lo hacen las luces de un 26 de julio
y su pálido gualda enredado en tu manto

Por eso querríamos ser el aire
ataviado de Ebro que madruga
para que te despiertes

Si el silencio se fuera cuando pasas
teñida en albo y estival mirada
sonarías distinta

El silencio te honra porque evoca susurros

El de la albahaca fresca rozando las camisas.
el de la llama suave adosada en los cirios
o el adoquín eterno que se bebe la cera
colmada de fervor y reverencia

Tienes rostro de abuela, fiel y amable,
de todas las abuelas de la tierra.
Sonríes aunque no se abran tus labios,
embelesas a reyes y a sus reinas,
a fachadas coquetas, a la música,
a los pañuelos rojos que te miran.

El silencio te ama, te venera,
y te ensalza mejor que las palabras.

jueves, 25 de febrero de 2016

Ejercitando los endecasílabos



Estamos en pleno apogeo de nuestro Taller de Escritura Creativa. Nuestro profe insiste en que profundicemos en la práctica de los endecasílabos. Y esa ha sido nuestra tarea: componer doce de esos versos blancos, es decir, sin rima. Podría haberme dedicado a describir el invierno, cantar las excelencias del amor, alabar el vuelo y el canto de los pajarillos, mostrar mi admiración  por el colorido de las flores aprovechando la proximidad de la primavera... Sin embargo, he tirado por la calle de en medio y he probado con unos versos metaliterarios o metaligüísticos o metanoseyoqué, llenos de encabalgamientos. Podéis ejercitar vuestra paciencia o la virtud de la benevolencia, a vuestro libre albedrío lo dejo. Este ha sido el parto de mis montes:

Deberes

Debo hoy escribir endecasílabos
blancos. ¿Qué cantidad? Una docena.
El tema es peliagudo, no me cabe
ninguna duda, mas podré salir
adelante a nada que me estruje
el cacumen y ponga verdadera
atención por llegar a feliz puerto.
Siete versos he puesto negro sobre
blanco, ahora sólo es necesario
completar los restantes. Poco a poco
asoman aparentes las ideas.
Alea iacta est. He concluido.


Si lo preferís, así también son endecasílabos, aunque no lo aparenten. Quedaos con los que queráis. A gusto del consumidor:


Debo hoy escribir endecasílabos blancos. ¿Qué cantidad? Una docena. El tema es peliagudo, no me cabe ninguna duda, mas podré salir adelante a nada que me estruje el cacumen y ponga verdadera atención por llegar a feliz puerto. Siete versos he puesto negro sobre blanco, ahora sólo es necesario completar los restantes. Poco a poco asoman aparentes las ideas. Alea iacta est. He concluido.




Felipe Tajafuerte

2016

domingo, 21 de febrero de 2016

Éfeso


Ahora que estamos en pleno entrenamiento para la javierada, recuerdo que una de nuestras compañeras le dijo al sacerdote que iba a celebrar la misa de peregrinos en Murillo el Fruto:

- Prepara la eucaristía como quieras, pero olvídate de lo de la docilidad.

Se refería nuestra compañera al texto de la carta de San Pablo a los efesios, consignado en el capítulo cinco, versículos del veintidós al veinticuatro. Aquello de:

"Sean dóciles los unos a los otros por consideración a Cristo. Las mujeres a su marido, como si fuera el Señor, porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo. Así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres deben ser dóciles en todo a su marido."
¡Qué tiempos! Si le soltamos esto de la docilidad a la parienta, ella nos suelta algo menos sutil y nos dice de todo menos guapo. Y con toda la razón.

¿A santo de qué viene todo esto? Pues no sé por qué he asociado las Javieradas con la ciudad de Éfeso y San Pablo. Simplemente, al ponerme a relatar la visita realizada a esas ruinas durante nuestro viaje a Grecia, ha acudido a mi memoria, sin un motivo aparente, la dichosa epístola. ¡Hay que joderse, qué cosas se nos pasan por la cabeza en ocasiones!

Baños delÁgora
A lo que iba. Después de navegar durante toda la noche por el Egeo, llegamos la madrugada de un precioso día de octubre a Kusadasi, ya en Turkía. A diecinueve kilómetros de esta población se encuentra nuestro destino para esa mañana: la antigua ciudad de Éfeso.


Un bonito rincón

En su momento fue un importante centro comercial, cultural y religioso. Alcanzó su mayor esplendor entre los años 100 a 150 d.c. en los que llegó a tener medio millón de habitantes convirtiéndose en la segunda ciudad del Imperio, después de Roma. Hoy día sus ruinas grecorromanas constituyen uno de los principales atractivos turísticos.


El Odeón
Su puerto, otrora muy importante, fue abandonado hace mucho tiempo por el retroceso de las aguas marinas a causa de la erosión y sedimentación que lo alejaron de la línea actual de la costa. 

Arco y columna

El recorrido es muy cómodo,  con una suave pendiente en dirección al antiguo puerto. A ambos lados de una amplia calle, llamada de los curetes, se van sucediendo los vestigios de casas, palacios, templos, termas etc. de una belleza que impresiona, tan solo comparable, a mi modesto entender, con el Foro romano.


La Fuente de Trajano
La calle finaliza en una plaza donde se encuentra la famosa Biblioteca de Celsius, pero antes de llegar a ella hemos ido dejando restos tan impresionantes como la Fuente de Trajano, los baños del Ágora del Estado, las letrinas, la calle de las prostitutas, diversos templos, entre ellos el de Adriano.


Templo de Adriano
Además, en el lado izquierdo de nuestra marcha, se encuentran las viviendas que se han exhumado en la ladera de monte Koressos, por las que hicimos un dilatado recorrido admirando estos domicilios que sin duda pertenecieron a ciudadanos acomodados de la ciudad.
Una de las casas con un bonito mosaico
En ellos vimos algunos mosaicos impresionantes. Volvimos de nuevo a la calle Curetes, frente al Odeón y a nuestra izquierda la plaza donde se ubicaba la Biblioteca de Celso con su impresionante fachada reconstruida. 


Biblioteca de Celsio
Continuamos por lo que se denomina la Vía de mármol, con su múltiples columnas, hasta llegar al anfiteatro, el mayor del mundo, con capacidad para treinta mil espectadores. 


El Anfiteatro
De aquí, por la Vía Arcadino, también llamada del Puerto, finalizamos esta visita con un sabor de de boca muy agradable. 

Templo de Domiciano
Había optado por la visita a las casas de la ladera en lugar de ir a ver la casa de la Virgen. Soy muy escéptico con estos lugares. El hecho de que estuvo en Éfeso, junto a San Juan Evangelista, es verosímil, aunque no probado, ya que, según el evangelio, Jesús se la confió. De ahí a mostrarnos una edificación como casa de la Virgen hay un gran trecho, y yo no estaba por la labor de recorrerlo. Tampoco fuimos a ver la única columna que queda en pie del famoso templo de Artemisa.


Pritaneo
Así, de las ruinas de esa importante ciudad, nos volvimos a nuestro crucero para continuar viaje por las islas del mar Egeo.  

Ágora del Estado
He reconstruido en mi imaginación la placentera vida de esos acomodados ciudadanos que ocuparon las viviendas  que nosotros, dos mil años después hemos hollado. Digo acomodados porque no todos podrían tener una casa con calefacción y agua corriente. Quizás una mañana calurosa, allí hace calor en otoño, saldría de su oscuro cubículo con la túnica puesta, atravesaría el peristilo y el atrio, junto al triclinium; daría con sus huesos en la calle de los Curetes y se dirigiría a alguna de las tabernae para tomar el ientaculum. Si la necesidad le acuciaba, acudiría a las letrinas, donde, previo calentamiento del asiento de piedra por un esclavo sentado en él, se aliviaría. A continuación se encaminaría a las termas más cercanas, en la que disfrutaría de las aguas tibias, calientes y frías, a la vez que conversaba con sus amigotes.


Monumento Memio
Una vez excrementado y bañado, barajaría algunas de la siguientes opciones: dirigirse a la esplendida biblioteca de Celsio o bien al estadio o al gimnasio o al Odeón o al Ágora del Estado, si tenía inquietudes financieras. Volvería a la domum para, reclinado en el triclinium, hacer la segunda comida, prandium. Por la tarde, si el espectáculo era de su agrado, por la calle de Mármol, encaminaría sus pasos a Anfiteatro, donde vería la función cómodamente reclinado en un asiento con respaldo, mientra daba buena cuenta de la merenda. Quizás fuese uno de los efesios que escucharon a San Pablo en este recinto. Quis novit. Más tarde, volvería por la misma Vía de Mármol y, quizás, quizás, siguiera la indicación del primer letrero conocido: la huella de un pie con uno de sus dedos indicando la entrada al burdel, donde una bella scortum le alegraría la tarde. La cena y la vuelta al cubiculum ocuparían las últimas horas del día. No era tan mala vida, si eras acomodado, claro, de otra forma, otro gallo cantaría. En aquel entonces se diría, más o menos, algo así: Alioquim, alio gallus cantabo. Digo yo. 

jueves, 18 de febrero de 2016

Pensamientos




Me cerca una angustia gris.
Da igual mirar atrás o adelante.
Los soles de la esperanza
se oscurecen en la distancia
y se licúan con la tristeza
de mis ojos.

Pensaba:
Esta situación está ya superada.
Mas, el yunque de la vida
es machacón
en sus designios.

Es una situación muy habitual.
Eso dicen.
Cierto.
Mas,  no por ello,
a la gacela
le sangran menos las heridas.

La tristeza supura
por la herida del desamor.
Este es un mal que no tiene cura.
¿Quién puede obligar a amar?


Felipe Tajafuerte
2016


jueves, 4 de febrero de 2016

Gris invernal



Nieblas de día
y gélidas las noches.
Sueños de escarcha.

Felipe Tajafuerte
2016

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