martes, 10 de diciembre de 2019

Lenguaje inclusivo


Hace unos días me tocó acompañar a una escritora novel tudelana en la presentación de su primera novela. Comencé con el habitual saludo de "Bienvenidos todos". De inmediato alguien partidario del llamado lenguaje inclusivo me corrigió en voz alta: y todas. 

Reconozco que no soy políticamente correcto y, por tanto, no utilizo esas expresiones. Cuando digo todos, quiero decir todos.  En este plural castellano y castizo se incluyen hombres, mujeres, niños, niñas, curas, brigadas y militares sin graduación : Todos. De igual manera cuando se utiliza la locución todas las personas, por muy del género femenino que sea,  deben sentirse aludidas todas, incluso los machos ibéricos.

Los políticos tienen por costumbre empuercar todo lo que tocan. En esta ocasión el sufrido paciente es nuestro lenguaje. Cuando les oigo hablar, a pesar de mi desacuerdo, no digo ni pío. Allá ellos con su facundia. Solo pido una actitud recíproca y que se respete la mía.

En una charla reciente escuché hablar de los poetos. Sí, tal como suena: poetos. Me reservé la opinión y no dije ni esta boca es mía. En ocasiones, escribo poemas, con mayor o menor fortuna, no viene al caso. Si alguien quiere halagarme, por favor, que me llame, aún sin merecerlo, poeta o artista, a pesar de su género femenino. Nunca poeto o artisto. Les agradeceré el piropo y el buen uso lingüístico de las acepciones.

Que yo sepa, las palabras no tienen, a diferencia de las personas, sexo sino género, y éstos, en ocasiones, no coinciden. Con independencia de nuestro sexo, tenemos pelo, cara, orejas, boca, pecho, brazos, manos, piernas etc. cuyo género puede ser masculino o femenino. Los morfemas picha, polla, cola, y minga, tan propias del sexo masculino, tienen género femenino. Por el contrario, coño, chocho, bollo y carajo, tan femeninos ellos, tienen género masculino. Ambos sexos tenemos culo o ano y a los dos nos sirve para lo mismo.

Así que, por favor, señoras y señoros partidarias y partidarios de ese lenguaje mal llamado inclusivo, déjennos en paz a quienes pretendemos tan solo utilizar correctamente nuestro idioma. Sigan ustedes sexando letras, como si fueran pollos, y utilizando las palabras cual les salgan de las ovarias o de los huevos, están en su derecha o derecho, depende del sexo, y no seré yo quien les corrija. 

En aras de ese lenguaje y de la igualdad, si quieren, pueden ustedes dirigirse a la Real Academia Española de la Lengua, hoy día lo admite casi todo, para que desaparezca de una vez el puto rabo de la a, tan masculino él. De esta manera, será igual de redonda que la o y, así, seremos igual de bobos, memos, mentecatos y tontos del culo, sin ninguna distinción.

Dado que, parece ser, hoy día, todos debemos pensar de modo semejante sé que algunos y algunas me tildarán de machista, facha e incluso troglodita. Son los adjetivos con los que se suele calificar a los que discrepan, discrepamos, del pensamiento oficial imperante. Por tanto, no me siento aludido ni ofendido. Tal vez lo hiciera si me llamaran machisto, facho o incluso troglodito. 

A pesar de todo, se agradece que utilicen correctamente el idioma, aunque sera para el insulto.

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