jueves, 29 de diciembre de 2011

Olentzero ribero

Aprovechando que mi mujer tenía la cena prácticamente ultimada salimos a dar una vuelta para tomar un poco el fresco y captar el ambiente navideño que se respira la ciudad. Es Nochebuena y la Plaza Nueva se encuentra  exultante. Familias con los niños en espera de la aparición del Olentzero anunciada para la ocho de la tarde. Una exigua banda de músicos ataviados con gorros  rojiblancos interpreta sin descanso melodías navideñas ante el beneplácito de los presentes. La tarde-noche está fría.  En el kiosco una pareja trata de hacer oír, sin mucho éxito,  el monótono, seco y hueco sonido de la txalaparta. Como todavía falta media hora para que el carbonero barrigudo y borrachín haga acto de presencia nos encaminamos a la calle Muro y en uno de sus bares nos tomamos un "caldico" para reponer calorías.

Volvemos a la plaza. La charanga continúa animando el entorno con sus sones pegadizos. Al poco tiempo irrumpe el grupo del zanpanzar haciendo sonar sus enormes cencerros con la cadencia de sus caderas. Seguidamente unas carretas tiradas por caballos y burros con niños luciendo  los trajes típicos de caseros norteños; a cierta distancia un pequeño rebaño de ovejas.




La música alegra la noche
A continuación hace su entrada, sentado en una silla elevada sobre unas andas, el atávico personaje. Los portadores lo sitúan en un costado de la plaza y poco tiempo después da comienzo el desfile de padres con sus hijos en brazos para que estos le toquen y reciban caramelos mientras un coro, que acaba de subir al quiosco, entona lo que parece ser la canción del olentzero en la que se percibe claramente las conocidas notas del "uno de enero, dos de febrero..... A Pamplona hemos de ir..."; por lo menos así me lo parece a mí.


Suena la canción del Olentzero


Olentzero, Olantzaro u Olentzaro es un personaje mitológico navarro propio de la tradición de la navidad vasca. Se representa como un carbonero grueso y desarrapado, sucio de carbón, amante del buen yantar, fumador en pipa y borrachín. Su origen se sitúa en la zona de Lesaka.



El zampatzar hace sus evoluciones en la plaza


Es un personaje totalmente extraño a la ribera tudelana, hábilmente impuesto por la Peña Beterri de clara influencia y tendencia vasquista. Dado que se trata de un festejo cuyo fin primordial es el entretenimiento de los niños, los tudelanos nunca le han puesto reparos. Si hemos dado cobijo a los ajenos Papá Noel y Santa Claus ¿cómo no vamos a acoger al Olentzero que, al fin y al cabo, nos viene del norte de nuestra Comunidad?. No obstante, debemos constatar que durante algunos años la indiferencia  hacia este acto ha sido manifiesta.  




También el caballo tiene su sitio
Hay que tener en cuenta que en la Ribera, a diferencia de la montaña,  los carboneros eran unos comerciantes que se dedicaban a la venta del carbón en unos establecimientos llamados carbonerías, no los que lo fabricaban en las carboneras en el monte con la leña de sus árboles. Por esta zona los montes son arcillosos y no los pueblan hayas o robles, sino pinos y matorrales. Los caseros son los que alquilan las casas no los dueños de los caseríos, por otra parte aquí inexistentes. De la vestimenta se podría decir que cualquier parecido con el viejo atuendo de los tudelanos o riberos, por muy pastores que fueren,  es pura coincidencia. 

Si esta tradición existió alguna vez en nuestra comarca, se ha perdido en la nebulosa de los tiempos. En mi niñez jamás oí hablar de esta figura. Y no a causa de la dictadura franquista puesto que de los carnavales, totalmente prohibidos, se comentaba con naturalidad sino, simplemente, como consecuencia de su desconocimiento. 




El Olentzero en la Plaza Nueva


En Pamplona, donde siempre gozó de gran tradición, nunca fue censurado y se  realizó con normalidad hasta que fue politizado por los abertzales radicales. Hoy día este desfile en nuestra capital es un verdadero espectáculo para los niños que disfrutan encantados con el paso de un sinfín de animales y cohabita perfectamente con la cabalgata de Reyes.


Actualmente el personaje del Olentzero encarna al carbonero bonachón que, haciendo regalos a los niños en nochebuena,  ha venido a sumarse a Papá Noel, Santa Claus e incluso a los Reyes Magos en este "desinteresado" empleo con contrato temporal.

¡¡Éramos pocos... y la abuela tuvo un desliz!!



lunes, 19 de diciembre de 2011

Iglesia de San Nicolás

Continuando nuestro recorrido por la Tudela románica, abandonamos la Iglesia de la Magdalena, encaramos la calle Caldereros y al término de la misma, en la confluencia con la calle Rúa, nos topamos con la iglesia de San Nicolás. 

Este templo data de la primera mitad del siglo XII. El archivo de Santa María la Real de Oña conserva un documento del año 1131 en el que consta que Fortún Garcés y su mujer doña Teresa ceden a dicho Monasterio la basílica de Santa Cecilia de Tudela, que durante unos años había sido priorato de la Orden de San Benito, desconociéndose la fecha y la causa de la desaparición de estos frailes. Desde entones  se dedicó a la advocación de San Nicolás de Bari, santo muy venerado en la época. 

Dado que la iglesia se levanta sobre los arcos del río Mediavilla que transcurre soterrado bajo ella, la humedad ha causado estragos a lo largo de los siglos. En el XVI se vino abajo y fue levantada de nuevo para volver a convertirse en ruinas en el XVIII. Fue reedificada por segunda vez en 1733 sustituyéndose el estilo románico inicial por el barroco. De la antigua fábrica solamente se utilizó el tímpano que fue  milagrosamente recuperado y colocado sobre su portada principal.

El Mediavilla, soterrado, se introduce bajo la iglesia

Contemplamos también en éste el pantocrátor con Dios Padre sedente, bendiciendo con la mano derecha y en su regazo Jesucristo. Sobre la mandorla el Espíritu Santo en forma de paloma engarzada en un arco de medio punto formado por una cenefa de tallos muy abultados. Dentro del arco, encuadrando la mandorla, el tetramorfos de los cuatro evangelistas, unas figuras en los ángulos de ambos lados, no se sabe si de Daniel e Isaías o de San Nicolás y un profeta. Más arriba, a los lados de un escudo más moderno, dos leones en escultura de bulto sujetan con sus garras dos figuras, una masculina y otra femenina, significando la salvación del hombre y la mujer rescatados del mal..

El tímpano románico en una agrietada fachada

La peculiaridad e importancia de este tímpano radica en su simbología. Se trata de una "Paternitas" o representación vertical de la Trinidad de la que solamente existen cinco en el románico hispánico. La mano del artista demuestra mayor calidad que la del autor del tímpano de la Magdalena. Los rostros serenos, perfectos, con el distanciamiento en su seriedad, características de este estilo, muestran una manufactura espléndida.

Enterrado en San Nicolás durante 4 años

Es uno de los templos más destacados históricamente de nuestra ciudad. En él recibieron sepultura los restos mortales del rey tudelano Sancho VII El fuerte en 1234 hasta su ubicación definitiva cuatro años más tarde en Roncesvalles por orden del papa Gregorio IX, solventando los litigios que se habían originado a la muerte del monarca. Fue sede de la Cofradía de Ballesteros y del hospital de San Leonardo o de los zapateros en el siglo XIII. 

Tiene una esbelta torre del siglo XVII, edificada en ladrillo sobre base de piedra, unida a la cabecera del templo por una galería de arquillos. Es de planta cuadrada con dos cuerpos superiores octogonales coronados por un deteriorado chapitel de plomo en forma de bulbo.

La Iglesia y su torre

A finales del siglo XIX la ocuparon los Capuchinos hasta que terminaron su iglesia y en los primeros años del XX fueron los Filipenses los que se establecieron allí hasta ver reparada su casa y la iglesia del Carmen. En la década de 1940 hubo de cerrarse al culto para hacer algunas reparaciones importantes y en 1970 ó 71 se desacralizó y fue adquirida por el Ayuntamiento de Tudela para proceder a su reconstrucción y adecuación para convertirla en una extensión del centro cívico de La Rúa sin que hasta la fecha  haya sido objeto de ninguna actuación.

El deterioro es manifiesto

En la actualidad es imposible visitarla a causa de su estado de abandono y ruina. Es de desear que, a pesar de la desidia y la falta de fondos, no se cumplan los augurios de su temido hundimiento y se evite la pérdida de este excepcional tímpano, joya singular del románico tardío.

Entradas relacionadas:
Iglesia de la Magdalena
Agonía de un claustro

sábado, 17 de diciembre de 2011

Navidad

Bardenas Reales de Navarra. Barranco Grande

Intuyo que voy a ser reiterativo, pero no me resisto a incluir este árbol que me cautivó desde el instante en que tuve conocimiento de él por primera vez.

Las flores imaginarias que penden de sus ramas son los anhelos que todos pretendemos y, ocultas entre la vorágine de sus hojas, se encuentran las luces que iluminan nuestras esperanzas, unas intensamente, otras más apagadas, tímidas, cautelosas.

Por eso, me incorporo como uno más, a los blogueros que cada año plantan este árbol de buenas intenciones en sus bitácoras con la ilusión de que fructifiquen perennemente nuestros mejores deseos de concordia y solidaridad.

*
^^
^^^^
Quisiera
montar en estos
días
un hermoso árbol de
Navidad.
Y colgar, en lugar de regalos,
los nombres
de todos mis amigos. Los cercanos
y los que están lejos. Los de siempre y
los de ahora.
Los que otrora vinieron de lugares ajenos
y los que un día nos dejaron definitivamente.
Aquellos que veo cada día y los que raramente
encuentro.
Los constantes y los inconstantes. Los de las horas
difíciles y los de las horas alegres. A los que sin querer
herí y, sin querer, me hirieron. Aquellos a quienes conozco
profundamente y a aquellos a quienes apenas conozco por su
apariencia. Los siempre recordados y los que, en ocasiones, se me
olvidan.
A los que me deben algo y los que les debo mucho. A los amigos humildes
y a los amigos más eminentes. Por eso los nombro a todos, a todos los amigos
conocidos a lo largo de mi vida. A los que recibís este mensaje y a los que no lo harán.
Un árbol de raíces profundas para que vuestros nombres no se puedan arrancar
jamás.
Un árbol que, al florecer el año próximo, nos traiga ilusión, salud, amor y paz.
Ojala que no solo en Navidad, nos podamos encontrar para compartir los mejores
deseos de
esperanza
dando un poco
de felicidad a aquellos
que lo han perdido todo.


¡¡¡Feliz Navidad!!!

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Confusión fortuita


Un joven muy atildado, perteneciente a una excelente familia,  con ocasión  de un viaje de negocios a la gran ciudad, conocedor de que su prometida precisaba unas gafas de sol, tuvo la oportunidad de comprarle unas muy adecuadas que vio en el escaparate de una óptica.

Entró en el local comercial y, después de examinar unas cuantas, se decidió por las expuestas que tanto le habían llamado la atención y, por ende, las compró a muy buen precio.

La dependienta, amablemente, se las preparó como para un regalo. Se dirigió a la caja para satisfacer su importe y, al marcharse, cometió un grave error: en lugar de coger el paquete  con las gafas, tomó uno muy parecido que había a su lado y que contenía unas bragas que seguramente alguna clienta de la óptica acaba de comprarse en otro establecimiento y se había dejado olvidadas en un costado del mostrador.

Sin apercibirse de la  equivocación, cargó con el envoltorio, marchó directamente a Correos e introdujo su regalo en una caja acompañada de una carta dirigida a su amada.

La novia, al recibir el envío y abrirlo, quedó perpleja contemplando su contenido. Su asombro iba en aumento llegando, a medida que avanzaba en la lectura de la misiva,  a límites insospechados. La cuestión no era para menos puesto que la misiva estaba escrita en los siguientes términos: 

Querida mía: 

Espero que te guste el regalo que te envío. Sobre todo por la falta que te hace, ya que llevas mucho tiempo con las otras que tenías y éstas son cosas que se deben cambiar de vez en cuando. 

Espero haber acertado con el modelo. La dependienta me dijo que eran la última moda y me enseñó las suyas que eran iguales. Entonces yo, para ver si eran ligeras las cogí y me las puse allí mismo. ¡No sabes cómo se rió la dependienta!, porque estos modelos  femeninos en los hombres quedan graciosos y más a mí, que ya sabes que tengo unos rasgos muy alargados. 

Una muchacha que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo viera el efecto que hacían. Las vi estupendas. Me decidí y las compré. 

Póntelas y enséñaselas a tus padres y hermanos, y en fin a todo el mundo. ¡A ver que dicen...! 

Al principio te sentirás un poco rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que has estado un tiempo sin llevar ninguna. Si te están pequeñas me lo dices, porque te pueden dejar señal cuando te las quites y todo el mundo va a notar que las usas. 

Ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se te caigan. Llévalas con cuidado y sobre todo te pido, que no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas, ya que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean sus encantos.

En fin, ¿para que te voy a decir más?. Solo que estoy deseando vértelas puestas aunque te las tendrás que quitar cuando te bese. Creo que es el mejor regalo que podría hacerte cariño. 

   Muchos besos. 

Esta es la nota que he encontrado revisando el baul de los recuerdos, una de esas cosas que te llegan sin saber de quien. A pesar de su antigüedad, he querido compartirla para alegrar un poco la mañana y olvidarnos un tanto de la mala baba que nos rodea.

Os podéis imaginar la odisea y el cachondeo al hacer las fotos que ilustran este post. Lo de las gafas no tuvo mayor problema, pero eso de solicitarle por las buenas las bragas a una señorita... ¡¡Tela!!

viernes, 9 de diciembre de 2011

Iglesia de la Magdalena

Después de nuestra visita al claustro catedralicio, dentro nuestro recorrido por la Tudela románica, nos dirigimos a visitar la iglesia de Santa María Magdalena, del siglo XII, contemporánea de la catedral de Santa María, aunque la construcción de ésta última tuvo más años de duración.

Nos detenemos ante la puerta principal, de estilo románico avanzado. En el tímpano un pantocrátor dentro de una mandorla cuadrilobulada, el tetramorfos y dos figuras femeninas en los ángulos inferiores, la de izquierda de María Magdalena y otra a la derecha  de una de las hermanas de Lázaro. Sobre el tímpano cuatro arquivoltas. En la primera de ellas quince dovelas con las figuras de los doce apóstoles además de María, El Ángel de la Anunciación y el Espíritu Santo. En la segunda otras quince dovelas con arpías. En la tercera diecinueve con ciervos con la cabeza vuelta hacia la grupa. En la última veintidós dovelas con motivos vegetales repetitivos. Esta hermosa portada estuvo oculta durante siglos por una fachada de ladrillo hasta la reconstrucción de 1986.

Portada principal


Soportando el alero, once curiosos canecillos esculpidos con personajes en variadas actitudes entre los que descuellan un cantero, un músico, un campesino, una costurera, un comerciante o prestamista y un último  canecillo representando al demonio, cosa habitual en el románico navarro.


Canecillos del alero


A la izquierda de esta portada, la única torre original conservada de entre los siete templos románicos con que contaba Tudela, de los cuales solamente quedan  la catedral de Santa María, esta iglesia de la Magdalena y un pequeño lienzo de la de San Nicolás. Es ésta una torre esbelta de tres cuerpos, prismática de gran fuerza y contundencia que recuerda la forma de construir en el pirineo oscense. Consta de vanos para las campanas en los dos cuerpos superiores, cuatro ventanas dobles en el más elevado y cuatro sencillas en el siguiente.

Torre


En el lado norte existe otra puerta lateral con tres arquivoltas apoyadas sobre capiteles muy deteriorados que se encuentra cerrada con tapial de ladrillo y un óculo. Sobre ella un elaborado e interesante crismón trinitario. Por esta puerta, en cuyo lado derecho se pueden ver los restos de dos sepulcros,  se pasaba de la iglesia a un cementerio medieval hoy oculto por el pavimento. Fue redescubierta en 1972 ya que se encontraba oculta tras una capa de yeso en la desaparecida capilla del Santo Cristo, para cuya construcción en el siglo XVII se inutilizó.

Puerta norte
Sepulcros exteriores


Pasamos al interior, levantamos la vista y observamos la notable desviación del eje de la nave así como la falta de paralelismo de los fajones. Aunque da la impresión de tener planta de cruz latina es una iglesia de una sola nave, dividida en siete tramos, reforzada con robustos contrafuertes y con una bóveda de medio cañón apuntado apoyada en sólidos arcos fajones sobre capiteles historiados, alguno de ellos con el fuste de la columna eliminado. El ábside, virado hacia la izquierda, no es semicircular como es habitual en los templos románicos de esta época sino plano y está cubierto por un retablo plateresco del siglo XVI dedicado a la Magdalena, cuya figura central se adelanta hacia nosotros, realizado por el escultor Domingo de Segura.

Nave y retablo


En el siglo XVI se levantaron las capillas laterales en cumplimiento de lo dictado por el Concilio de Trento, En la del lado derecho se encuentra la capilla bautismal y en la de la izquierda está soterrada la sacristía. En ésta última, dedicada a Santa Ana, existe una excepcional representación de la patrona de Tudela del siglo XV, un grupo triple (Santa Ana, la Virgen María y el Niño) gótico hispano-flamenco, cuya policromía no es la original. 

Santa Ana "la vieja"


A los piés del templo, obedeciendo también las normas del citado concilio, un coro alto en piedra sobre una bóveda de crucería gótica.

Exterior de la iglesia


Parece ser que está levantada esta iglesia sobre los cimientos de otra mozárabe que existía bajo la dominación musulmana y se cita en un escrito de 1119,  poco después de la reconquista de Tudela por Alfonso I El Batallador. Además de las capillas citadas anteriormente, en el siglo XVII se construyeron las de las Animas y del Santo Cristo, de estilo barroco, eliminadas en la  reconstrucción llevada a cabo en el año 1986 para dejar al descubierto la belleza y sobriedad de este templo románico. En esa misma actuación se derribaron las casas que se encontraban adosadas, dejándolo prácticamente tal y como fue concebido en el siglo XII. 


Entradas relacionadas:
Agonía de un claustro

lunes, 5 de diciembre de 2011

Todo incluido



- Venga mañana a las ocho de la mañana,  me invitaron sorpresivamente con una llamada telefónica.

Y aquí estoy. Se trataba de un buen hotel en el que voy a pasar la noche. Descubro a la entrada que en lugar de estrellas luce tres banderas y no me sorprende. En recepción, un empleado vestido de forma un tanto extraña me conduce a mi habitación, la 210, espaciosa, de dos camas, una de ellas ocupada. Esto me mosquea puesto que me acompaña mi mujer que me gusta bastante más que ese señor mayor, cejijunto y con bigotes.

Han debido notar alguna mueca en mi rostro porque al poco tiempo se lo lleva alguien que parece un policía municipal, lo digo por el uniforme con rayas reflectantes. Seguidamente viene una camarera con uniforme blanco.

- ¿Has desayunado?, me pregunta con desparpajo.
- No.
- Muy bien, no tomes ni agua. Ponte este camisón con la abertura hacia atrás. Me dice en tanto me lo tiende

Tendrán problemas con los suministros, pienso mientras obedezco. En breve vuelve pretendiendo afeitarme. Le digo que ya lo he hecho, pero insiste. Parece ser que solamente quiere probar la cuchilla porque me rasura el brazo izquierdo y se marcha. Nueva visita, esta vez con un carrito lleno de artilugios.

- Te voy a poner una vía. En un pis pas me introduce una aguja en el brazo derecho.

No tengo ninguna intención de coger el tren y además comienzo a mosquearme al advertir el tubito que sale de mi brazo y las bolsas de adorno en el cabecero de la cama. En este hotel pasan cosas muy raras. Me animo al ver que me pone una pulsera con mis dos nombres y dos apellidos. Muy completa, sí señor. Creo que es la del todo incluido para poder disfrutar gratis de las atracciones del complejo. Me fijo bien y constato  que figura en ella mi edad, 66 tacos. Esto ya no es de mi agrado y decido protestar, en el momento en que me vaya, por ese detalle tan feo.

Transcurren unas horas. Ya me estaba poniendo de malhumor cuando viene un joven, vestido también de blanco que se dirige a mí como si me conociera de toda la vida:

- ¡Hala, Felipe, que nos vamos!

Me extraña que mi mujer no se añada a la fiesta, pero según dice, ya conoce todo esto. Es muy divertido este paseo con la cama de aquí para allá, sorteando obstáculos, girando de izquierda a derecha hasta llegar al ascensor. Descendemos hasta el sótano y me lleva por otros pasillos. Siento más frío. Me deja aparcado en una especie de salita para esperar de nuevo.

- Buenos días. ¿Es la muñeca izquierda, verdad?, me pregunta un señor que viste totalmente de verde con un ridículo gorrito. Estudia un cartapacio que se han dejado sobre mi cama. Cuando empecemos notarás una fuerte presión en el brazo.

Me deja solo. No me ha dado tiempo de decirle que es en la derecha donde llevo los malditos tubos. Nueva espera y al poco rato nueva visita.

- ¡Hola!, soy anestesista. Te voy a dormir diez minuticos. Se trata de una chica muy joven que porta la misma vestimenta verde, pero a ésta le sienta el gorrito de maravilla, bueno, el gorrito y lo demás.

No sé por qué me ha informado de su profesión y con qué fin me va a dormir. ¡Joder, qué atracción más rara!. A esperar nuevamente. Sin duda, debe haber más personas para esta feria porque yo llevo más de media hora aguardando aquí abajo.

Esta vez es un joven, la misma vestimenta, quien me traslada a una camita más estrecha, también de color verde y, ante el temor de caerme,  me introduce en una habitación colocándome debajo de unos enormes ojos de acero inoxidable. A mi alrededor pululan unos seres todos de color verde de pies a cabeza. Esto debe de ser el espectáculo, me digo.

- Vas a notar una presión en la pierna cuando te tome la tensión, me dice la chica guapa de antes. 
- Vale, contesto maquinalmente.
- Ahora, cuando te ponga la mascarilla, respiras fuerte. Ya
- ... 
-Otra vez...

Me despiertan mis ronquidos. Estoy en la salita de antes. Me encuentro calentito en la cama con un ligero pinchazo de dolor en la muñeca izquierda. Tengo el brazo envendado. En el derecho siguen los tubitos y las bolsas colgando de la cabecera.  Una señora de blanco me lleva  a través de los pasillos al ascensor y de allí a la habitación.

- ¿Cuanto tiempo he estado ausente?, pregunto a mi mujer.
- Dos horas, pero la intervención ha durado treinta y cinco minutos y ha ido todo muy bien.

Habrá ido todo bien pero en la actuación he resultado herido en la muñeca. Duermo una buena siesta. Ha dejado de llover.

Me sirven la cena en la cama. Estoy hambriento y hago los honores. Pasamos la noche yo en la cama y mi mujer en un sillón. Me parece una desconsideración, máxime permaneciendo la otra cama intacta,  pero así son las normas del hotel.

A través de las lamas de la persiana, contemplo un rojizo amanecer enrejado. Más tarde, después de desayunar, otro señor vestido de verde -¡qué manía con este color!- aparece con una serie de documentos y dice consultándolos:

- Felipe, túnel carpiano. ¿Cómo ha pasado la noche, le duele la muñeca?.

Respondo que he pasado la noche durmiendo tranquilamente y que no me duele nada. Eso del túnel carpiano me suena de algo.

- Cuando le curen la herida de la muñeca, puede marcharse.

Da la impresión de que tienen prisa, quizá tengan otros invitados y no quieran tener entre ellos un herido. Me viene a la memoria  que en los hoteles hay que dejar la habitación antes de las doce. Recogemos nuestras cosas y nos marchamos. Al pasar por recepción observo el reloj calendario. Tres de diciembre. Caigo en cuenta de que hoy es el Día de Navarra.


Ya en los jardines recuerdo que no me he fijado en el nombre del hotel. Me giro y leo el rótulo junto a las tres banderas: HOSPITAL REINA SOFIA 

Felipe Tajafuerte
2011




viernes, 2 de diciembre de 2011

Agonía de un claustro.

Hace unos días realizamos una visita guiada a la Tudela románica, programada por Albea Asociación de Jubilados y Pensionistas a la que pertenecemos. La cita era para las cuatro de la tarde en la puerta del Museo de Tudela, enclavado en el Palacio Decanal. Comenzamos por el hermosísimo claustro de la catedral al que me voy a referir en esta entrada.

Componen este claustro cuatro galerías constituidas por arcos de medio punto, apoyados en cincuenta capiteles sostenidos alternativamente por columnas dobles o tripes. En estos capiteles historiados se nos presentan temas de la infancia y vida pública de Jesús, la pasión de Cristo, diversas hagiografías y otros  como escenas de caza,  músicos, alguna parábola, aves etc.

De entre todos estos capiteles destaca uno, considerado el más bello, en el que se narra  la resurrección de Lázaro. La plasticidad de los pliegues de las vestiduras, incluso las de la mortaja, es digna de encomio. El maestro escultor fue un adelantado en el tiempo y en el arte al expresar  sentimientos tales como la sorpresa o el hedor que los dos discípulos sienten llevándose  la mano a la nariz para evitarlo, así como la disposición de los personajes en distintos planos dándole un sentido tridimensional, hechos inusuales en el románico.

La resurrección de Lázaro

Poco a poco y con toda minuciosidad, nuestra guía nos fue haciendo partícipes de la historia, vicisitudes y problemas de este claustro.  Comenzó a construirse esta arquería entre los años 1180 a 1185, con piedra caliza tipo campanil, y duró 24 años. Existe un documento de 1186 en el que se describe la donación de unas casas para las obras del claustro nuevo de Santa María. Los capiteles parecen ser obra de un único taller, posiblemente el mismo que trabajó los relieves en el interior del ábside de la Seo de Zaragoza y, muy probablemente, construyó la portada de la ermita navarra de San Bartolomé de Codes.

Explicación pormenorizada de los capiteles

En 1940, ante el mal estado de alguno de los capiteles, se efectuó una restauración en la que se decidió reponer las piezas deterioradas  por unas nuevas realizadas en piedra arenisca. Este hecho, que en ese momento se creyó adecuado,  ha originado posteriormente una serie de problemas que está llevando esta maravilla a una rápida ruina.

Capiteles historiados, lisos y protegidos por malla

La humedad causa que una piedra se introduzca dentro de la otra produciéndose una reacción química que hace que la piedra caliza estalle de dentro hacia afuera desgajando las figuras. Los capiteles en los que ya había desaparecido la iconografía se sustituyeron por otros completamente lisos puesto que se desconocía la figurativa original.  Además, en los años 50, se utilizó cemento portland en algunos capiteles lo que todavía ha agravado más la situación dada la agresividad de este producto con la piedra caliza.

Otro ángulo del claustro.

El grupo Arbotante de la universidad de Zaragoza ha realizado algunos estudios sobre el problema que atañe a nuestra catedral.  La realidad es que los capiteles se están deshaciendo como azucarillos en el agua y es de destacar que el 85% de los daños se han producido en este último siglo. Algunos capiteles se han rodeado de mallas, no para protegerlos sino para evitar que los trozos desprendidos desaparezcan ya que se espera en un futuro poder repararlos con las actuales tecnologías que permiten conservar la piedra.

Lamentablemente a los enemigos que ya tenía nuestro espléndido claustro ha venido a unirse la falta de recursos económicos debido a que la actual crisis hace que estos se destinen a otras necesidades al parecer más perentorias.

La catedral desde el claustro

Abandonamos este maravilloso recinto para continuar nuestro recorrido apesadumbrados por la alarmante situación de esta joya del románico en Navarra no sin antes contemplar una de las bonitas vistas de la catedral de Tudela que se aprecia precisamente desde el interior del claustro.


miércoles, 30 de noviembre de 2011

Decaimiento



Gris.

El alma se me ha tornado gris.

Como la mañana de otoño
ante los anhelos de primavera.

Como el envés de las hojas de olivo
y los álamos deshojados.

Como el asfalto encaramado en la bruma
o el horizonte sumergido en la niebla.

Así se me ha mudado el alma:

Gris



Felipe Tajafuerte
2011

29 de noviembre. A mi hermano seis meses después.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Día de la música

Casaa natal  de Hervert Von Karajan en Salzburgo
El pasado día 22 se conmemoró el día de la música surgido del patronato de Santa Cecilia, declarada por la Iglesia Católica patrona de los músicos. Al amparo de esta celebración tuvieron lugar innumerables conciertos en todo el mundo. Yo tampoco permanecí indiferente a este evento puesto que acudí a un modesto concierto de música de zarzuela a cargo de la Banda de Música de Tudela y el coro Joaquín Gaztambide.


Estos festejos me trajeron a la memoria el viaje realizado a Austria el pasado mes de mayo. Recordé con agrado el ambiente de Salzburgo, ciudad de la música por antonomasia, donde tuvimos la suerte de asistir a un concierto de cámara. Unas horas antes, a pesar de la lluvia, en una de sus calles un grupo interpretaba música de Mozart ante la mirada atenta de los transeúntes. Por la tarde, varios conjuntos musicales amenizaban el fin de semana de los austriacos y de los visitantes entre los que nos encontrábamos nosotros. 


Música de Mozart en la calle

Grupo musical amenizando la tarde

Paseando por sus calles, admiramos la casa de Mozart en la Getreidegasse y, en las orillas del río Salzach, junto al puente de Makart, la casa natal de Herbert Von Karajan, cuya estatua de bronce preside el jardín.

Teatro de la Opera de Viena

Escalinata del Teatro de la Opera de Viena


Evoqué nuestra visita al impresionante Teatro de la Opera de Viena con su magnífica escalinata y la terraza que se asoma a la Ringstrasse. Da la impresión de que por sus galerías y salones deambulan los espíritus imperiales de Sissi y Francisco José.

Casa de Beethoven  en Baden

Pero sobre todo rememoré nuestro recorrido por el valle de Sta. Helena de regreso de Mayerling, pasando por la ciudad balnearia de Baden, donde contemplamos la casa de Beethoven, mientras en el autobús sonaban los compases de los "Cuentos de los bosques de Viena" de Johann Strauss. El escuchar ese vals en ese lugar, precisamente en los bosques de Viena, es algo que nunca olvidaré. 

domingo, 20 de noviembre de 2011

El convento de la desidia

Tras un agradable deambular por las callejuelas de Garrovillas de Alconétar, llegamos a la ermita del Cristo situada en el extrarradio. Es una reducida iglesia del siglo XV de estilo renacentista de piedra y mampostería encalada. Después de una breve visita continuamos por una suave pendiente y a doscientos metros aproximadamente se encuentran los restos del franciscano Convento de San Antonio de Padua, "Bien de interés cultural con categoría de monumento", según reza un rótulo de letras blancas mancillado con pintura de color rojo.

Dejamos a la izquierda la fábrica del edificio dominante que, a pesar de su deterioro, se yergue orgullosa de haber sobrevivido a los avatares de la historia. Ascendemos a un pequeño promontorio y desde allí, con el fondo de la panorámica del pueblo, contemplamos la visión personificada del abandono: Las ruinas de lo que en otro tiempo fue un hermoso monasterio con la mole de su iglesia a la izquierda. Retrocedemos y en el descenso nos topamos con la puerta principal de entrada, sobre ella una ventana con tres escudos para dar luz al coro. Dirijo la mirada a través de su vano y veo un jirón azulado del firmamento perforar su crucería.

Ni el rótulo se ha librado de pintadas.

Panorámica del Convento


Continuamos por la fachada norte en la que nos encontramos con otra puerta con un arco apuntado sobre el que destaca un gran escudo de armas de la Casa de Alba de Liste en cuyo lado inferior derecho permanece la figura de D. Enrique Enriquez con un dogal al cuello en recuerdo de su prisión de el cerco de la ciudad de Toro. Una reja herrumbrosa impide la entrada, mas no imposibilita la vista del contenido a pesar de la penumbra. El espectáculo que se vislumbra hace que se me caiga el alma a los pies. Entre los escombros un par de fotógrafos hace su trabajo. Una pareja con la que habíamos coincidido en el altozano contemplando el conjunto monacal nos advierte que dando la vuelta podremos acceder al interior. 

Dependencias interiores

Aspecto del interior

Mientras mi mujer se dirige a la ermita para estar con nuestro nieto, mi hijo y yo nos colamos dentro sorteando los cascotes. ¡Qué desolación! . Ruina por todas partes, arcos derruidos, paredes pintarrajeadas, estiercol de animales, pinturas desconchadas,  cubiertas derruidas, bardas aquí y allá, toda clase de maleza y desperdicios en un totum revolutum indescriptible. No ha quedado títere con cabeza en ninguna dependencia.

El cláustro

El cláustro y la espadaña

Me situo en el claustro bajo, bueno en lo que queda, en el que se observan restos de pinturas con escenas de la vida de frailes franciscanos. Es muy sobrio, de estilo renacentista, con pilares cuadrados de sillería y tres arcos de medio punto por lado. En la parte superior una galería con cinco columnas de orden toscano sobre plintos en cada una de las alas, más cuatro fundidas en las esquinas, apuntan hacia el cielo luminoso huérfanas de techo. El hueco vacío de la espadaña, cual ojo de Polifemo, parece observar afligido semejante ruina.

Resto de pinturas en el dintel

Pinturas del claustro bajo

Mientras mi hijo se dedica a hacer fotos encaramado en la galería de columnas del cláustro, inspecciono el recinto eclesial. Se trata de una nave única con una hermosa bóveda de crucería, conservada en la parte del presbiterio. El azúl díáfano del cielo de la tarde se abre paso por los boquetes de la zona central. Abrumado y defraudado por tamaña devastación, abandono el recinto mascullando para mis adentros.

Crucería del presbiterio

Deterioro de la cubierta

Este convento, fundado en 1476 por el conde de Alba de Liste don Enrique Enriquez, gozó durante siglos de gran predicamento, tanto es así que en 1667, dada la importancia adquirida, hubo necesidad de ampliarlo para dar habitación a un mayor número de moradores. La desamortización de Mendizábal fue tan funesta como en otros tantos lugares. El sepulcro y las estatuas de los condes fueron demolidos, sus cenizas aventadas, y el magnífico templo ojival se convirtió en una prosaica fábrica de tejidos y más tarde en corral de ganados.


Se han barajado varias opciones para restaurarlo tratando de poder darle alguna utilidad sin que se haya llegado a ninguna conclusión. En la actualidad sigue siendo el paradigma de la desidia. Sic transit gloria mundi.


LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...