miércoles, 25 de julio de 2012

Amor u odio

Hace unos días leí el thriller titulado Yo soy Dios; en él Giorgio Faletti, su autor, inserta una antigua leyenda india que habla de un viejo cherokee sentado junto a su nieto al atardecer. La transcribo tal cual aparece en la citada novela porque creo merece la pena tenerla en cuenta:





- Abuelo, ¿por qué luchan los hombres?
Con los ojos en el poniente y en el día que iba perdiendo su batalla con la noche, el viejo respondió con voz tranquila:
- Antes o después, todos los hombres son convocados a la lucha. Para todos los hombres siempre hay una batalla que espera ser combatida. Una batalla que puede ganarse o perderse. Y el combate más cruento es el que se produce entre dos lobos.
- ¿Qué lobos, abuelo?
- Los que cada hombre lleva dentro de sí.
El niño no lograba entender. Esperó a que el abuelo rompiese el silencio que había dejado caer entre los dos, quizá para avivar su curiosidad. Por fin, el viejo, que tenía la sabiduría del tiempo dentro de sí, retomó las palabras con calma.
- Dentro de cada uno de nosotros hay dos lobos. Uno es malo y vive de odio, celos, envidia, rencor, falso orgullo, mentiras y egoísmo.
El viejo hizo una nueva pausa, esta vez para permitir que el niño entendiera sus palabras.
- ¿Y el otro?
- El otro es el lobo bueno. Vive de paz, amor, esperanza, generosidad, compasión, humildad y fe.
El niño pensó un instante lo que su abuelo le había dicho. Después dejó que su pensamiento y su curiosidad se expresara.
- ¿Y cual gana?
El viejo Cherokee se volvió y, mirándolo, dijo:
- El que más alimentas.

viernes, 20 de julio de 2012

Prefiestas



Faltan ya pocos días para dar comienzo a las fiestas de Santa Ana. El pasado día diecisiete dio comienzo la novena en honor de nuestra Patrona. Ese día se interpretaron los gozos de Joaquín Gaztambide, ayer los de Celestino Vila y hoy han vuelto a repetir los primeros. Esperemos que un día de estos se dé paso a los de Tomás Jiménez y que el coro interprete también los de su director José María Lafuente.

Lo que no varía es el canto diario del himno a Santa Ana compuesto por el que fue maestro de capilla y organista de la catedral Tomás Jiménez. Su estribillo, muy coral, a los tudelanos, como se dice ahora, nos pone. Primero lo entona el coro, luego el público lo repite y,  después de una estrofa, se vuelve a hacer lo mismo. A la finalización, los presentes rompen en un nutrido aplauso. He aquí el estribillo:

                                    Excelsa Patrona
                                    tu nombre invocamos,
                                    con fe proclamamos
                                    tu gloria sin par.
                                    Egregia Santa Ana
                                    tus hijos, gozosos,
                                    hoy buscan, ansiosos,
                                    refugio en tu altar.

Por otra parte, este año, debido a la situación económica que atravesamos, el Ayuntamiento ha decidido eliminar los festejos de prefiestas por lo que no vamos a disfrutar de las habituales exhibiciones de danzas folclóricas nacionales e internacionales como los años anteriores. Sin embargo hoy hemos asistido a un modesto concierto, económicamente hablando, de la Banda de Música de Cortes al alimón con el Coro Joaquín Gaztambide de Tudela, en el barroco patio de Castel Ruiz. Música alegre, pegadiza que ha comenzado con la pieza Honrando a Navarra y ha finalizado con el Himno de Navarra con el público puesto en pie que les ha obsequiado con una cerrada ovación. Una velada agradable en una noche algo fresquita.

martes, 17 de julio de 2012

El capotillo de San Fermín




Ha llegado de madrugada, cuando el sol asoma tímidamente sobre las montañas cercanas. No es joven ni viejo, entreverao, de acuerdo con la denominación que en La Ribera dan a los que tienen su edad. Soltero de profesión, lo que se dice un "mozo viejo". No es taurófilo ni taurófobo; en su pueblo natal no suele correr delante de las vacas. ¡Cuánto menos ante los toros de los encierros de Pamplona!

Contagiado del ambiente, quiere sentir en su propia carne la emoción de ver pasar los cornúpetas desde dentro del vallado. Ha elegido como lugar idóneo la confluencia de Mercaderes con Estafeta, en plena curva, en el lado contrario al que se precipitan los bovinos por la inercia de la carrera.

Oye tenso las ocho campanadas del reloj y, a continuación, el atenuado estampido del cohete.  El miedo ha desovado en plena calle; se huele como los miasmas de la noche sanferminera. La ansiedad se apodera del grupo que, como él,  espera pegado a la pared derecha. Ve pasar la vorágine de corredores y escucha el golpeteo de las pezuñas. Perplejo, percibe que los astados no han tomado el camino previsto, no siguen la marcha natural de la carrera, sino que se dirigen en derechura hacia el lugar en que se encuentra. La angustia le va subiendo desde la boca del estómago hasta el pecho dificultando su respiración. Un sudor frío humedece su frente.

Presa del pánico, paralizado, contempla con horror la terrible cornada que el primer toro asesta a un joven próximo. Lívido, intuye el centelleo letal, astifino, que le roza la carótida e instintivamente se lanza al adoquinado. La manada pasa de largo ignorándolo milagrosamente. Observa junto a él, tendido en el suelo, al mozo corneado que se desangra tapándose el vientre con ambas manos. Un líquido viscoso y oscuro emerge de los dedos del caído formando un charco en el pavimento. Se levanta torpemente y, dominado por las náuseas, vomita en un rincón, incapaz de unirse a los voluntarios que tratan de ayudar al herido.

Los gurús de la fiesta sentencian que, en su caso, ha actuado el "capotillo de San Fermín". En realidad ha tenido la suerte de los tocados por la diosa fortuna, esa caprichosa aliada de aquellos que, según dicen,  han nacido con una flor en el culo.

Felipe Tajafuerte
2012

viernes, 13 de julio de 2012

Pax avant

Todos los años, el trece de julio, en el Pirineo navarro tiene lugar una curiosa ceremonia. En torno al mojón 262, sustituto de la antigua piedra de San Martín, que señala la frontera entre la Comunidad Foral de Navarra y la provincia francesa de Bearne, se reunen los representantes de los valles del Roncal y Baretous.

Visten los navarros su provervial atuendo típico: sombrero roncalés, calzón corto, valona y capote negro. Sus oponentes bearneses traje actual, con la banda tricolor al pecho y tocados con boina negra.

Los franceses ya han llegado

El alcalde de Isaba, presidente del acto, pregunta tres veces a los baretoneses si están dispuestos, como en años anteriores, a pagar el Tributo de las tres vacas, de igual cornaje, dentaje y pelaje y sin tacha ni lesión alguna. Los preguntados responden que sí en las tres ocasiones.

Y también los roncaleses

A continuación, uno de los alcaldes del vecino valle francés coloca su mano derecha sobre la piedra o mojón; un roncalés pone la suya encima y así se van alternando el resto, acabando con la del alcalde de Isaba, cada uno dentro de su jurisdicción. Alternativamente, comenzando los navarro y contestando los bearneses, van pronunciando por tres veces las palabras rituales:
Pax avant, pax avant, pax avant   (paz en adelante)

La renovación del pacto

Seguidamente tiene lugar el reconocimiento de las vacas por parte del veterinario de Isaba. Una vez declaradas buenas y sanas se procede al reparto, dos para este pueblo y la otra rota cada año entre los pueblos de Uztárroz, Urzainqui y Garde. El presidente del acto entrega el correspondiente recibo. Si por descuido alguna de las vacas retorna a suelo francés, los navarros pierden el derecho a que se las vuelvan a entregar. Acto seguido se nombran los guardas de las facerías de Ernaz y Leja y se levanta la correspondiente acta qaue firman primero los roncaleses y después los baretoneses.

El público se agolpa tratando de ver

En realidad hoy día las vacas vuelven a su lugar de procedencia y el tributo se paga con euros según el valor del mercado. Los roncaleses invitan a sus vecinos a una comida a base de cordero y la bebida corre por cuenta de los franceses.

También están ya las vacas

Se desconoce el origen y la causa de esta ceremonia que algunos apuntes señalan al año 125 a.c. A lo largo de los tiempos, durante muchos años, este pago por cuestiones de pastos y fuentes se vino realizando sucesivamente hasta el siglo XIV en que dejó de llevarse a cabo. Esto fue causa de fuertes reyertas entre pastores con alguna muerte pero sin llegar a grandes enfrentamientos, sin que la intervención de los obispos de Pamplona, Jaca, Olorón y Bayona , ni del rey Calos II de Navarra ni del Vizconde de Bearn Gastón III de Foix, sirvieran para nada. Sin embargo, los hechos ocurridos en 1373, mezcla de historia y leyenda, fueron los que condujeron a la sentencia que todavía sigue en vigor. 

El karst de Larra

Cuentan los cronicones que el roncalés Pedro Karrika y el baretones Pierre  Sansoner, pastores ambos en el monte Arlás, llegaron a las manos por un quítame allá esos pastos y el primero causó la muerte del segundo. Un primo del difunto, en venganza, al no encontrar a Karrika en el monte, bajó a Belagua donde se encontraba la mujer de éste embarazada y le dio muerte. Karrika, con un grupo de convecinos de Isaba, fue a casa de este otro Sansoner, en la que estaban celebrando su hazaña, y asesinaron a todos menos a su mujer y su niño pequeño que fueron respetados. Enterados los vecinos de Arette, tendieron una emboscada a los roncaleses y los eliminaron a casi todos. Aún tuvo lugar otro encuentro en el que los baretoneses llevaban ventaja cuando fue alanceado su capitán y, desmoralizados, huyeron. Las escaramuzas se incrementaron teniendo lugar la llamada batalla de Aguincea en la que murieron 53 roncaleses y 200 baretoneses; estos pidieron la tregua y llevaron el asunto al arbitraje de Ansó, en el vecino reino de Aragón.

Las vacas vuelven a territorio francés

El 16 de octubre de 1375 tuvo lugar la sentencia arbitraria que reglamentó los pastos y fuentes y delimitó mugas declarando que la Piedra de San Martín era el límite entre Roncal y el término de Aramiz. Respecto a la entrega de las tres vacas dice lo siguiente:

... pronunciamos et mandamos por sentencia que los dichos baratones den et paguen por cada un anno perpetuamente, de aquí adelante las dichas tres vacas de cada dos annos sines macula...a la dicha piedra de Sant Martin...Et por razon de los grandes males pasados que han habido ente ellos, que no ende sean tenidos de pagar ende cosa alguna entroa el presente dia, sino, de aquí adelante como por nos dicho et sentenciado es...

Esta sentencia, que ha llegado hasta nuestros días, ha sido ratificada por diversos convenios como la Transacción del 22 de agosto de 1642 y el Tratado de límites de 1856. Aunque se le denomina tributo no tiene condición de tal por no existir vasallaje, sino que se trata de un acuerdo entre iguales. Se considera el tratado en vigor más antiguo de Europa, que es como decir del mundo.

Un ventoso día trece de julio de 2009 estuve en el karst de Larra, junto a la boca de la sima de San Martín y del mojón 262,  presenciando esta tradicional ceremonia que se ha convertido en una gran fiesta de hermandad entre los dos valles y a la que asiste numeroso público. Después del arcaico e histórico acto, descendimos por la sinuosa carretera de Belagua hasta, pasados Urzainqui e Isaba, llegar al bellísimo pueblo de Roncal donde almorzamos.

Una de las calles de Roncal

No pudimos contemplar el maravilloso mausoleo de Julián Gayarre, obra de Mariano Benlliure, por encontrarse cerrado el cementerio, pero dimos un paseo admirando el espléndido caserío y visitando el museo dedicado a él, donde pudimos contemplar, con curiosidad y algo de prevención, la laringe del renombrado tenor roncalés.


martes, 10 de julio de 2012

Música al atardecer



El día veintiocho del pasado mes de junio asistí al concierto con que nos obsequió la Orquesta Sinfónica de Navarra en el barroco patio del siglo XVIII del edificio de Castel Ruiz. Se trataba de un concierto de presentación de ésta orquesta con vistas al ciclo que, a partir del 15 de setiembre, va a tener lugar en el Teatro Gaztambide  de Tudela.  En el programa dos obras muy agradables de escuchar: Serenata para orquesta de cuerdas, de P.I. Tchaikovsky, y la Sinfonía nº 3 de F. Schubert. 

La OSN en plena interpretción


El concierto resultó redondo, magistralmente dirigido por el catalán Ernest Martínez Izquierdo y excelentemente interpretado por el elenco de músicos. El público receptivo, entrañable y caluroso como la tarde, agradeciendo el detalle de la orquesta navarra. La alta  temperatura obligó a interrumpir la interpretación en un par de ocasiones para concertar los instrumentos.

Un marco muy adecuado


Los bellos arcos de medio punto de ladrillo del patio del antiguo convento de los Jesuitas, fueron un marco idóneo, con una acústica más que aceptable, a pesar de que el calor sofocante hiciera de las suyas en los delicados instrumentos.

El final de la primera obra


La actual OSN, con sede en Pamplona, heredera de la Orquesta Pablo Sarasate, fundada por el violinista navarro en 1879, es la orquesta profesional en activo más antigua de España. Abarca un amplio repertorio; colabora habitualmente con solistas y directores de renombre mundial y es considerada una de las mejores orquestas del panorama español; invitada con asiduidad a salas de conciertos y festivales del máximo nivel nacional e internacional, entre los que cabe destacar, en los últimos años, las reiteradas invitaciones al Théâtre des Champs Elysées y al Théâtre du Châtelet de París.  Su integral de la obra de Sarasate por Naxos con la violinista Tianwa Yang ha sido unánimamente alabada por la crítica internacional.

Es de desear que este concierto "pro forma" tenga la adecuada respuesta del público tudelano suscribiendo los abonos para los conciertos de este ciclo sinfónico que, por primera vez, la Orquesta Sinfónica de Navarra va a impartir en nuestra ciudad.



viernes, 6 de julio de 2012

... en esa de Roncesvalles


Hoy hemos realizado una pequeña excursión con nuestra asociación de jubilados Albea al lugar donde comienza el llamado Camino de Santiago francés, allí donde los caminantes se convierten en peregrinos tras recibir la bendición del prior de la Colegiata. Destino: Roncesvalles, en eusquera Orreaga.

El pronóstico meteorológico se ha cumplido. Una fina lluvia nos ha dado la bienvenida impidiéndonos disfrutar del bello paisaje de bosques y montañas, coronadas estas con una densa niebla. 

Comenzamos con una visita al pequeño museo en el que se exponen piezas de gran interés. Entre ellas, el Ajedrez de Carlomagno, un relicario del siglo XIV de plata dorada y esmaltada, en forma de damero que dicen perteneció al emperador franco e inspirador de la novela de Katherine Neville El ocho; un evangelario de plata del siglo XII obra cumbre de la orfebrería medieval navarra; la Virgencita del tesoro del siglo XIV de madera forrada de plata; el cuadro de La Sagrada Familia del divino Luis de Morales y la esmeralda que Sancho VII El Fuerte arrebató a Miramamolín en la batalla de Las Navas de Tolosa. Indudablemente hay muchas más cosas, pero estas son las que más han llamado mi atención.

Interior de la iglesia de N.S. de Roncesvalles

Seguidamente visitamos la iglesia, construida en estilo gótico francés, a caballo de los siglos XII y XIII, por iniciativa del rey Sancho VII el Fuerte que la eligió para su mausoleo. El altar mayor está presidido por una bellísima imagen de Nuestra Señora de Roncesvalles, una talla del siglo XIV de madera forrada de plata. A través del claustro penetramos en la capilla de San Agustín, antigua sala capitular, en cuyo centro se ubica el sepulcro del rey tudelano. La losa que lo cubre, de mediados del siglo XIII, es una efigie que refleja la verdadera e imponente estatura del monarca; según los resultados del estudio de su fémur, medía entre 2,10 y 2,20 metros; un auténtico gigante en esa época.

Sepulcro de Sancho VII El Fuerte

En el altar, en el suelo, un cojín con unos eslabones de las cadenas que se trajo el rey de la batalla de las Navas de Tolosa y configuran el escudo de nuestra Comunidad Foral. El resto de las cadenas se encuentran en la catedral de Tudela y  en el Palacio de Navarra. Sancho VII el Fuerte fue enterrado, cuatro años después de su muerte, primero en la iglesia y después en esta capilla tras su traslado de la iglesia de San Nicolás de Tudela donde se le había inhumado inicialmente. En la pared del lado de la epístola, una gran vidriera conmemora los hechos de la batalla mencionada anteriormente.

Las cadenas de Miramamolín



A continuación nos trasladamos a la pequeña iglesia de Santiago, un templo gótico del siglo XIII, para terminar en la capilla del Espíritu Santo o Silo de Carlomagno. Esta capilla, considerada la edificación más antigua del conjunto, se alza sobre el pozo que servía de osario de peregrinos. Se supone que también están enterrados aquí los combatientes francos caídos el 15 de agosto del año 778 en que tuvo lugar la batalla de Roncesvalles. Volvía Carlomagno de la fracasada expedición para la conquista de Zaragoza cuando, después de saquear Pamplona, los montañeses vasco-navarros, en venganza, le tendieron una emboscada en los desfiladeros de este lugar. Dejaron pasar al grueso del ejército y,  acto seguido, cayeron sobre la retaguardia arrojándoles dardos y grandes peñascos. Hubo gran mortandad entre las filas carolingias, un verdadero desastre. Uno de los fallecidos fue Roldán, el Cid Campeador de los francos.

Iglesia de Santiago y Silo de Carlomagno


La Chanson de Roland narra deformadamente estos hechos unos tres siglos después de sucedidos y divulga el nombre de Roncesvalles por toda Europa. Como respuesta a las pretensiones del Cantar de Roldan surgen en España los romances de Bernardo del Carpio, haciendo de éste el héroe que derrotó y dio muerte a Roldan en Roncesvalles. Recordad aquello de:

¡Mala la hubisteis, franceses,en esa de Roncesvalles! 

Exterior de la Colegiata de Roncesvalles


Con este visiteo se nos ha echado encima la hora del yantar. La lluvia como los Ojos del Guadiana: ahora sí, ahora no. Comemos bien atendidos en uno de los restaurantes del pueblo y, como no cesa de lloviznar, iniciamos el regreso puesto que, a las seis de la tarde,  tenemos prevista una cita para recorrer el castillo de Olite.

domingo, 1 de julio de 2012

Segundo aniversario



                             
                             Rápidos han pasado los dos años
                             del inicio del blog aquí presente.
                             Conllevan sus entradas los anhelos
                             de este escritor bisoño, narrador
                             largo de edad y corto de experiencia.
                             Enorme es la ilusión que me estimula.
                             Las miles de visitas recibidas
                             en el periodo fútil transcurrido
                             enardecen el ego sin descanso.
                             Comentarios sin fin, por doquier, nutren
                             el placer de este autor por agradar
                             más allá de fronteras naturales.
                             Los deseos de hacer buenos amigos
                             virtuales se han cumplido con largueza.
                             No queda sino dar miles de gracias
                             a todos los que vienen sin recelos
                             a visitarme en "desde mi mejana".


Felipe Tajafuerte
2012


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