lunes, 25 de marzo de 2019

Nobleza obliga

El pasado viernes asistí al acto de la entrega de los V Premios de poesía Alcachofa Blanca de Tudela y Aceite Virgen Extra de Navarra. Como ya indiqué en mi entrada anterior, a mí me correspondió éste último. En la otra modalidad, el vencedor fue el zamorano, afincado en Segovia, José A. Gago Martín.  Es la primera vez que un autor no ribero alcanza esta distinción.

A los postres de una cena muy ad hoc, nos impusieron el pañuelo rojo de la peña La Jota, en cuya sede tuvo lugar el ágape,  y nos entregaron a cada uno de nosotros los correspondientes premios tradicionalmente establecidos: ciento cincuenta euros en metálico y, en especie, diez litros de aceite virgen extra Urzante. 

Seguidamente dimos lectura a nuestros poemas. En el post anterior publiqué  el mío. Dado que nobleza obliga, no quiero que a mi compañero le pase como al coronel de Gabriel García Márquez: que no tenga quien le escriba. Sus liras, dedicadas a nuestro producto estrella, jugando con esa insinuación un si es no es erótica, me gustaron. Aquí las tenéis y las podéis juzgar. 


Arte


Requiere mucho arte
desnudar alcachofas de Tudela,
llegar hasta la parte
donde acaba la tela
y la carne sabrosa se desvela.

Mucho arte requiere,
con un rito de amantes entregados,
evitar lo que hiere
y apurar a bocados
los tiernos corazones entregados.


José A. Gago Martín

sábado, 23 de marzo de 2019

No hay quinto malo

Ha vuelto a suceder. De nuevo he sido el ganador de uno de los premios de poesía Alcachofa Blanca de Tudela y Aceite Virgen Extra de Navarra, en la modalidad de este último. En esta ocasión, la forma obligatoria de los poemas eran dos liras, con la siguiente estructura de 7a11B7a7b11B7c11D7c7d11D, haciendo referencia en cada tipo a uno de los productos homenajeados; el vencedor no puede serlo de ambos. Es mi tercer galardón en este concurso, en 2015 fue el del aceite y en 2017 el de la alcachofa. Parece que se me da bien.

En total son cinco laureles, cuatro en poesía y uno en microrrelato,  los que me han sido otorgado durante estos últimos años en los que he dedicado parte de mi tiempo a la escritura. Cinco enormes satisfacciones, a pesar de la consciencia de que, en los concursos, lo que presentas gusta a una serie de personas que están en ese momento en el jurado, y a otras, dentro o fuera del él, les parece, en el mejor de los casos indiferente, y en otros no les gusta nada. Es algo completamente subjetivo, lo que no es óbice para que satisfaga al autor. 

En este caso, la satisfacción ha ido acompañada de un alto grado de emoción. No es para menos. El lugar donde se ha celebrado el ágape y la entrega de galardones, el comedor, era la habitación de mis padres, el mismo espacio donde, hace ya casi setenta y cuatro años, vine al mundo. Tres años más tarde, lo hizo mi hermano Julián. En aquel tiempo, era una casa de tres pisos, propiedad de mis abuelos, y en uno de ellos habitaban mis padres. Se trataba del número 32 de la entonces calle Sainz, Don Mariano.  Hoy es la sede de la tudelana Peña La Jota y la calle lleva el genuino nombre de la Rúa. 

A los postres de la cena, consistente en un típico menú en el que no faltó ni el aceite ni las alcachofas, leí mi poema, tras hacerlo el vencedor del de la alcachofa que, según me confesó reside en Segovia, pero es oriundo de Zamora. Y aquí tenéis las liras con las que logré un nuevo triunfo en este certamen: 

Armonía sutil

¿Sabor? ¡El de este aceite!
Con aroma de dioses y ambrosía.
Símbolo del deleite
y son del mediodía,
el óleo navarro tiene usía.


Y, no es por yo decirlo,
pero este Virgen Extra de Navarra
tiene el brillo del mirlo,
y el sol de la chicharra:
La armonía sutil de la guitarra.


viernes, 15 de marzo de 2019

Bardenas


Las Bardenas Reales de Navarra
con cabezos enhiestos, arcillados,
por la lluvia y el viento erosionados,
muestran la desnudez de la pizarra.

Abatida la cima se desgarra.
Los ruejos se deslizan como dados.
En sus yermos no pastan los venados
pero canta risueña la chicharra.

Un páramo de margas y espartales,
en su día refugio de bandidos,
donde pinta el tomillo y el romero

y conviven barrancos y canchales
de gruesos almendrones carcomidos
con pinos por el muérdago hechos tuero.






Del poemario Auras de mejana. Felipe Tajafuerte


jueves, 7 de marzo de 2019

Quintillas para una Javierada




Por desiguales caminos
para cumplir un deber
transitan hacia Javier
numerosos peregrinos
que prometieron volver.

Van a culminar la ofrenda

y también a descubrir
que Javier hace sentir
la seducción de la senda
por la que se debe ir.

Avanzan alborozados
por el penoso sendero,
pleno de boj y romero,
de vez en cuando hermanados
cabe cualquier compañero.

Llegan ya los peregrinos
por parajes sin igual

para la cita puntual
en busca de los destinos
del Navarro Universal. 




Felipe Tajafuerte. 2019


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