martes, 29 de mayo de 2012

In memoriam




In memoriam

               
               Apurando el pesar hasta las heces,
               silente tu presencia fraternal,
               recordamos los hechos tantas veces…  
          
               Sangre en la carretera por fatal
               distracción o accidente. Contenidos
               sollozos en un día gris, letal.

               Recalamos allende, sumergidos
               en dolor penetrante, conturbados,
               estupefactos y sobrecogidos.

               Minutos intangibles, despiadados
               en esa tarde aciaga de la muerte
               de un hermano querido. Descentrados

               en un país ajeno de tal suerte
               que se hace muy difícil continuar.
               Queriendo, simulando, estar más fuerte
               en la fatalidad... y no llorar.


Ferlipe Tajafuerte
2012


En el aniversario de la muerte de mi hermano Julián

viernes, 25 de mayo de 2012

Exaltación de verduras en Tudela

Se celebró en Tudela el primer fin de semana de este mes de mayo la culminación de las XVIII Jornadas de la Exaltación y fiestas de la verdura que comenzaron el 23 de marzo con la presentación e inauguración de dichas jornadas.

Desde mediados de abril hasta este apoteósico final se han venido sucediendo una serie de acciones tales como concursos de hortales, de fotografía, de calderetes, de guisos con verduras, certámenes gastronómicos de verduras, de platos típicos de Navarra,  exposiciones, visitas guiadas a la catedral y claustro románico, al casco histórico, a los museos, degustaciones de cocina en miniatura, de verduras y tostadas de aceite, de platos típicos de otras culturas, de pinchos de verduras, de alcachofas y espárragos, talleres de cocina, conferencias en la UPNA, catas de aceite, vino y cerveza, cenas populares y un sinfín de actos más que engrosan el apretado programa de estas jornadas.

También para los niños ha habido un poco de todo: atracciones infantiles, un programa de radio de niños y verduras, encierros simulados,  talleres para escolares sobre verduras, teatro de títeres, una visita guiada muy especial al museo de Arte Moderno para conocer la colección de bodegones, toro de fuego etc. etc.


La tarde del sábado día 5 fue uno de los puntos estelares de estas jornadas. A partir de las ocho dio comienzo la degustación popular de pinchos de verduras en las diversas peñas o sociedades gastronómicas de la ciudad. Los precios acordes con la crisis: un euro el pincho y medio euro el vino, la cerveza también un euro. Este es un acontecimiento multitudinario al que acuden numerosos foráneos; es una labor titánica el acceder a las instalaciones de las peñas.

Habitas. Foto Nazaret Garcia


Solamente acudimos a tres peñas. En  "La Tafurería"  comí unas cebolletas estofadas que se iban del mundo y, ante su insistencia, también probé su chupito de crema de guisantes. En "El Pocico" unos espárragos a la vinagreta y unas alcachofas rebozadas hicieron mis delicias. Terminamos en "Andatú" donde un sabroso crep de verduras me puso eufórico. Bueno, el crep y los vinitos que había trasegado como acompañamiento.

Después de cenar algo más consistente fuimos a escuchar el concierto que El Pescao estaba dando en la plaza de Los Fueros. Como no somos muy partidarios de este tipo de música, duramos poco tiempo. Además, a nuestra edad, debemos recogernos pronto.

Alfombra de verduras

Desfile de cofradías


El domingo era el último día  e igualmente álgido. Por la mañana, recogimos a nuestras nietas y nos dirigimos a la Plaza Nueva (de Los Fueros). Allí comprobamos el esmero con el que una asociación de mujeres había preparado una alfombra de verduras bajo el quiosco. ¡Espectacular!

Bailan los gigantes
Los gigantes alineados


Poco después la marcha cívica de las cofradías asistentes y autoridades locales, precedidas de la comparsa de gigantes y del grupo de danzas municipal, se dirigieron a la Plaza de la Constitución. Cerraba la comitiva la banda de música de Tudela. Por no hacerles un feo, seguimos tras ellos. 

Jota de Tudela


Llegados a la plaza, ante el numeroso público concentrado, los gigantes hicieron las delicias de chicos y mayores. Leyre y Nerea disfrutaron lo suyo observándolo todo arrobadas. Los dantzaris interpretaron unos cuantos bailes, entre ellos la Jota de Tudela. Mi mujer se encargó de las nietas y yo de las fotos. Reparto justo y equitativo.

Jota de Tudela (agarraos)


Finalizado este espectáculo nos marchamos a casa puesto que era la hora de comer las niñas. Además nadie nos había invitado al ágape con el que finalizaban la jornadas de las verduras y no me pareció prudente desembolsar cantidad alguna para comer con desconocidos. Debo añadir que no llevaba suelto.   

martes, 22 de mayo de 2012

La cueva de Montesinos

Hemos pasado la tarde en las Lagunas de Ruidera y volvemos ya, por una carreterita estrecha, hacia Ossa de Montiel. El autobús se detiene junto a unas esculturas metálicas de don Quijote y Sancho Panza cuando apenas faltan seis kilómetros para llegar a la población.

Vamos a penetrar en la famosa cueva de Montesinos. Iniciamos un pequeño descenso por una vereda rojiza, abierta entre el bosque de sabinas y encinas. Todavía quedan restos de nieve al pie de alguna de ellas. Un panel nos indica que hemos llegado. En realidad no parece una cueva, sino la entrada de una sima en el suelo.

Entrada a la cueva

Juani, nuestra guía durante todo este viaje por tierras manchegas, se ha provisto de tres o cuatro linternas con el fin de facilitar alguna luz a los que decidimos introducirnos en semejante agujero. Lo hacemos entre grandes peñascos por un sendero resbaladizo que cada vez se hace más oscuro, en el que las escasas lámparas apenas iluminan nuestros pasos por algo que quiere ser unos rudimentarios escalones. Compruebo con desagrado que la roca es más dura que mi cabeza. No siento un gran dolor, pero es un buen aviso.

Introduciéndonos en la cueva

Tras un descenso un tanto penoso llegamos a una especie de sala donde nos reunimos los que nos hemos decidido a bajar. Oscuridad total. Disparo mi cámara fotográfica a buen tun tun sin enterarme de qué es lo que estoy fotografiando.

¡Vamos abajo!

Del venerable Montesinos no hay ni rastro, lo que mismo que de su cristalino palacio. Tampoco da señales de vida su primo el mísero Durandarte al que éste arrancó su corazón para llevárselo Adonde Belerma estaba.

Esto es lo que fotografié al albur

Según nuestra simpática guía, quien sí se encuentra en las profundidades de la cueva es su desconsolado escudero Guadiana,  aquel al que Merlín convirtió en un río con ese mesmo nombre; el cual cuando llegó a la superficie de la tierra y vio el sol del otro cielo, sintió tal pesar por la muerte de su descorazonado amo, que se sumergió en las entrañas de la tierra; pero como es lógico por su natural corriente, de cuando en cuando sale y se muestra donde el sol y las gentes le vean.

Retorno a la superficie

Dado que la señora Dulcinea del Toboso tampoco se encuentra visible, no continuamos descendiendo sino que nos dirigimos hacia la boca de entrada. La salida es mucho más sencilla porque ahora arriba se percibe algo de luz. La mayor relevancia de esta cueva estriba en haber sido el escenario del mayor encantamiento que ningún caballero andante haya sufrido nunca. 

La puesta del sol

Los últimos rayos solares se filtran entre el ramaje del arbolado. Oscurece rápidamente y, lo mismo que nuestro viaje, la jornada llega a su fin. Mañana será otro día. Será el regreso a nuestra querida ciudad de la mejana.  

jueves, 17 de mayo de 2012

Estampa matinal

Me he levantado temprano aunque no tanto como para ver amanecer como era mi primera intención . La trasnochada ha hecho que se me peguen las sábanas y cuando me he decidido a caminar el sol brillaba con fuerza. La luna, despistada, casi transparente, no quiere perderse el espectáculo matutino y continúa en lo alto, expectante, después de su salida nocturna.

Me encuentro con numerosos paseantes. La mayor parte camina, como yo, sosegadamente, los menos pasean al perro. Otros, sudorosos, corren; según los entendidos, hacen footing. Algunos marchan en bicicleta, sorteando el obstáculo de los caminantes, como en una yincana interminable.

Me adentro en las estrechas callejuelas del pueblo viejo. El piso está mojado y huele a lejía y detergente un tanto perfumado. Los vehículos de reparto circulan ya lentamente a pesar de que los establecimientos todavía permanecen cerrados. 

Calle de Benidorm
Camino un trecho por el paseo marítimo de Levante. En la playa un hermoso castillo de arena vigilado por su constructor que se desayuna con un refresco de cola. Más adelante una Última cena, también de arena, de la que es autora una muchacha vestida de forma un tanto extravagante. 

Me apetece tomar un café pero no hay forma, está todo cerrado. Llego al Rincón de Loix, doy la vuelta y marcho a buen ritmo hasta las primeras calles del alto del que emerge la torre añil de la iglesia.

Asciendo al promontorio del mirador. Al frente la pequeña isla Benidorm, tras ella, la línea azulada del mar se junta en el horizonte con su hermana celeste. A mi izquierda, en Levante, el sol riela una estela de plata desde la arena aun oscurecida de la playa. A mi derecha en la lejanía se perfila la silueta de Alicante bañada por los rayos del astro rey. Permanezco un tiempo dando rienda suelta a mi afición fotográfica.


Isla Benidorm

Desciendo hacia Poniente por unas escaleras con los pasamanos llenos de candados siguiendo la no muy original costumbre que desde hace unos años inunda los lugares turísticos.

Benidorm se despereza

Las olas baten al pie del mirador

Camino por el paseo marítimo remodelado recientemente, en el que todavía no han terminado las obras. "Chocolate con churros 3€", reza el cartel de una cafetería al paso. Alguien que me parece un indigente se dirige hacia ella precedido de un enorme perro peludo. Los transeúntes miramos al can con prevención, pero éste continua impertérrito, indiferente ante la expectación despertada. Unas gaviotas planean sobre mi cabeza con gritos estridentes. En la playa, un pequeño grupo de personas realiza ejercicios de gimnasia. La ciudad se despereza.

La playa todavía vacía

Tengo el pie dolorido. ¡Maldita fascitis! Doy la vuelta y me encamino al hotel. Se acerca la hora del desayuno y mi estomago lo barrunta. Durante mi regreso, mi subconsciente me trae a la memoria una canción y, sin darme cuenta, comienzo a tararear: Benidorm, Benidorm, Benidorm...

sábado, 12 de mayo de 2012

Las Lagunas de Ruidera

"... solamente faltan Ruidera y sus hijas y sobrinas, las cuales llorando, por compasión que debió tener Merlín d'ellas, las convirtió en otras tantas lagunas, que ahora, en el mundo de los vivos y en la provincia de La Mancha, las llaman las lagunas de Ruidera..."


Miguel de Cervantes 


El viaje está llegando a su término y hoy, por fín, vamos ha realizar la visita objeto del mismo, retrasada a causa de la nevada del martes pasado. Por la mañana hemos conocido la histórica ciudad de Villanueva de los Infantes y ahora, por la tarde, emprendemos la excursión hacia las lagunas.

Esta tarde esplendorosa, en la que el sol se ha puesto definitivamente de nuestra parte, tomamos la carretera que nos lleva directamente al pueblo de Ruidera, cuyo nombre proviene precisamente del efecto que producen las lagunas al precipitarse de una a otra. El parque natural está compuesto por quince lagunas, cinco en la provincia de Ciudad Real, nueve en la de Albacete y una de ellas, la Colgada, situada en ambas. 

Laguna del Rey

En realidad no se trata de verdaderas lagunas, sino remansos del río Guadiana, con un desnivel de la primera a la última de ciento veinte metros, estando alguna de ellas al mismo nivel que la siguiente.  La profundidad varia entre unas y otras. Son el drenaje natural del acuífero del Campo de Montiel que, al aflorar las aguas, el bicarbonato cálcico presente en ellas crea precipitados de caliza denominadas tobas, formándose así las espectaculares cascadas que unen unas lagunas con otras a lo largo de treinta y cinco kilómetros.

El Hundimiento


Comenzamos nuestro recorrido en el mismo pueblo de Ruidera contemplando el magnífico espejo conformado por la Laguna del Rey, mientras unos patos vanidosos nadan junto a los carrizos de la orilla ajenos, indiferentes ante los visitantes. El agua discurre por debajo de la carretera, cruzamos al otro lado y marchamos unos cien metros por un camino hasta la llamada zona del Hundimiento. Nos situamos en un mirador sobre el vacío frente a un espectacular salto de agua. El río prosigue su zigzagueo rumoroso en dirección al pantano de Peñarroya formando tres últimas lagunas antes de llegar a él.

Laguna Salvadora


Subimos al autobús y abandonamos la población tomando la carretera por la margen derecha del río, aguas arriba. Vamos despacio deleitándonos con la aparición de los nuevos paisajes que se van sucediendo unos a otros conforme vamos pasando por las diversas lagunas. La Colgada, la Batana y la Salvadora desfilan ante nuestro ojos subyugados por su encanto.  Hacemos una parada entre ésta última y la Lengua.

Laguna Salvadora
Laguna Salvadora


Es un lugar maravilloso, una pequeña playa arenosa nos permite acercarnos y caminar entre las caídas de agua que se derraman en toda su anchura, jugando entre las endiduras de las rocas de carbonato cálcico. Éstas constituyen un muro de contención modelando extrañas formas que se asoman para no perderse el primor de los chopos reflejados en un espejo impoluto. Entre el verdor de los alcores cercanos destaca la blancura de los pequeños sombríos, cuajados de la nieve que se resiste a desaparecer diluyéndose en las frondas.

De la Lengua a la Salvadora. Tobas
Laguna La Lengua


Se estaba bien, pero queríamos seguir admirando el esplendor del parque. De nuevo en el autocar, seguimos la carretera que cruza y vuelve a cruzar el Guadiana, discurriendo entre las lagunas Redondilla, Tinaja, Tomilla y San Pedro. Hacemos una nueva pausa junto a la Tomilla. Unos patos se esconden entre la abundante vegetación palustre existente.
Laguna Tomilla


Tomamos un camino que nos lleva a un paraje denominado La Plaza de Toros, acompañados del rumor del agua de los numerosos saltos del estrecho canal  que se dirige hacia allí. Otra maravilla: un pequeño circo y una cascada blanca que cae al azul turquesa de la poza. Desandamos el camino y volvemos a nuestro medio de transporte dando fin a nuestro recorrido.

Camino de la Plaza de Toros
Plaza de Toros


Hemos disfrutado de una tarde primaveral en un parque natural único. Mi afición fotográfica se ha visto colmada con creces. Una sola cosa ha empañado un tanto nuestro entusiasmo por este sitio: hemos visto demasiadas urbanizaciones muy cercanas a las lagunas, se supone que anteriores a 1979 que es cuando se constituyó como parque natural, aunque yo no estoy muy seguro de esto porque algunas edificaciones daban la impresión de ser muy recientes.


Poza de la Plaza de Toros


Uno de los chalets tiene sus muros a menos de dos metros del cauce del río, dejando una vereda muy estrecha por la que tuvimos que pasar para acceder a la poza de La Plaza de toros.  Una auténtica vergüenza.









miércoles, 9 de mayo de 2012

Peñarroya

La tarde del día siguiente a la gran nevada tuvimos nuestro primer primer contacto con el Parque Natural de Las Lagunas de Ruidera, ya que en éste se encuentra enclavado el pantano de Peñarroya al que nos encaminamos. La estrecha carretera, serpenteando entre jaras, encinas, aliagas, espinos y coscojares nos situó en la represa.

En esta zona la nieve no había caído tan intensamente como en Ossa de Montiel aunque, en las umbrías, el blanco destacaba sobre el rojizo del terreno. Ante nosotros teníamos la mole almenada del castillo homónimo del pantano. Se encuentra estratégicamente situado sobre un acantilado que domina el desfiladero por el que discurre el río Guadiana.

Vista del pantano

Por un pórtico se accede a un gran patio de armas en el que se encuentra una antigua iglesia del siglo XII y un aljibe. Un pasillo divide la muralla principal, mas alta, del antemuro. Posee una torre del homenaje cuadrada.En el lado que da al río está la actual ermita barroca del siglo XVII en la que una imagen de la Virgen de Peñarroya de esa misma época y un buen retablo churrigueresco son los elementos más destacados.

La presa

Dimos un paseo por el adarve contemplando la tersa lámina del agua recogida tras su paso por las lagunas. Al otro lado, frente a nosotros, observamos los restos de la fortaleza que el embalse dividió destruyendo el puente sito en el lugar que hoy ocupa la presa.

El Guadiana prosigue su camino

A nuestros pies el Guadiana, empequeñecido después del dominio impuesto por el dique,  discurre tímidamente por el valle entre carrizos para, algo más adelante, desaparecer hundiéndose en el subsuelo hasta encontrar los ojos que le den nueva salida a la superficie.

domingo, 6 de mayo de 2012

Villanueva de los Infantes




El último día de nuestro periplo por tierras manchegas recalamos por la mañana en esta interesante villa, capital del Campo de Montiel, en la que disfrutamos de una breve estancia. Nos acompaña un sol primaveral que propicia el deshielo de los últimos vestigios de la reciente nevada que todavía perduran en los tejados.

Tras visitar un horno familiar, en el que cedemos a la tentación de adquirir unas riquísimas pastas, nos acercamos hasta la Plaza Mayor donde nos espera el guía que nos va mostrar la iglesia de San Andrés, situada en uno de los lados de esta bonita plaza porticada, en la que se concentran la mayor parte de las esencias de la ciudad, el ayuntamiento y el arranque de las principales calles, ya que la Orden de Santiago organizó la población alrededor de esta plaza .  

Nuestro guía, con callosidades en las manos como consecuencia de su trabajo en labores agrícolas, según propia confesión, es un verdadero compendio de datos sobre este lugar que va desgranando concienzudamente antes de penetrar en la iglesia.

El Ayuntamiento


La conjunción de los asentamientos de Jamilla, el castillo de Peñaflor y La Moraleja fueron el origen de la formación, en este último lugar, de una aldea dependiente de Montiel, que más adelante se independizó, a la que  le fue cambiado el nombre por Villanueva del Infante y en 1480 por Villanueva de los Infantes. Felipe II la proclamó capital del Campo de Montiel en 1573.



La plaza Mayor

Tuvo su importancia en la guerra de la independencia y en la promulgación de la constitución de Cádiz. La regente María Cristina le concedió en 1895 el título de ciudad y en 1974 fue declarada Conjunto Histórico-Artístico Nacional. Santo Tomás de Villanueva es considerado su hijo más preclaro.


La iglesia de San Andrés

La iglesia es de estilo manierista con una torre herreriana cuadrada dividida en cuatro cuerpos. Accedemos al interior del templo que tiene planta de cruz latina, cubierta con bóvedas de crucería. Destacan las capillas de los Caballeros de Santiago, de los Bustos, de Santo Tomás de Villanueva y del Santísimo. En una cripta se sitúan los restos de Francisco de Quevedo, allí sepultados tras una rocambolesca historia que me recordó la de nuestro paisano Joaquín Gaztambide. Como hago habitualmente, busco una imagen de Santa Ana, patrona de mi ciudad,  la encuentro representada en un cuadro y hago una fotografía para engrosar mi colección.

Una bonita calle

Otra de las calles

Finalizada la visita de la iglesia hacemos un pequeño recorrido por las calles de la ciudad en las que abundan las casas blasonadas. Penetramos en el patio de la Alhóndiga y en la Casa de los estudios admirando tan bellos conjuntos. Nos paramos a contemplar diversas edificaciones como la Casa del Arco, el Oratorio de Santo Tomasillo, la casa del Caballero del Verde Gabán y algún edificio más, cuyo nombre no me viene a la memoria, sorteando los chorros de agua que se precipitan desde las numerosas gárgolas que adornan las calles.

Hay que procurar que el agua no caiga encima

Volvemos a la Plaza Mayor y le hago unas fotografías a mi mujer junto a las figuras de Don Quijote y Rocinante en primer lugar y después con las de Sancho Panza y Rucio. Nos sentamos a descansar en una terraza saboreando con fruición unas cervezas a la vez que degustamos unas croquetas que nos han servido como tapa.   Ha transcurrido el tiempo sin apenas apercibirnos de ello y llega la hora de nuestra marcha.


Patio de la Casa de los estudios

Un agradable recorrido por la ciudad que, según un estudio realizado en 2004 por un equipo de la universidad complutense, es "El lugar de la Mancha" donde habitó alguien llamado Alonso Quijano el Bueno, un caballero de triste figura que, al pasar las noches leyendo de claro en claro y los días de turbio en turbio, se le secó el cerebro y marchó por esos mundos de Dios con el fin de desfacer agravios y enderezar entuertos. 

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