jueves, 17 de mayo de 2012

Estampa matinal

Me he levantado temprano aunque no tanto como para ver amanecer como era mi primera intención . La trasnochada ha hecho que se me peguen las sábanas y cuando me he decidido a caminar el sol brillaba con fuerza. La luna, despistada, casi transparente, no quiere perderse el espectáculo matutino y continúa en lo alto, expectante, después de su salida nocturna.

Me encuentro con numerosos paseantes. La mayor parte camina, como yo, sosegadamente, los menos pasean al perro. Otros, sudorosos, corren; según los entendidos, hacen footing. Algunos marchan en bicicleta, sorteando el obstáculo de los caminantes, como en una yincana interminable.

Me adentro en las estrechas callejuelas del pueblo viejo. El piso está mojado y huele a lejía y detergente un tanto perfumado. Los vehículos de reparto circulan ya lentamente a pesar de que los establecimientos todavía permanecen cerrados. 

Calle de Benidorm
Camino un trecho por el paseo marítimo de Levante. En la playa un hermoso castillo de arena vigilado por su constructor que se desayuna con un refresco de cola. Más adelante una Última cena, también de arena, de la que es autora una muchacha vestida de forma un tanto extravagante. 

Me apetece tomar un café pero no hay forma, está todo cerrado. Llego al Rincón de Loix, doy la vuelta y marcho a buen ritmo hasta las primeras calles del alto del que emerge la torre añil de la iglesia.

Asciendo al promontorio del mirador. Al frente la pequeña isla Benidorm, tras ella, la línea azulada del mar se junta en el horizonte con su hermana celeste. A mi izquierda, en Levante, el sol riela una estela de plata desde la arena aun oscurecida de la playa. A mi derecha en la lejanía se perfila la silueta de Alicante bañada por los rayos del astro rey. Permanezco un tiempo dando rienda suelta a mi afición fotográfica.


Isla Benidorm

Desciendo hacia Poniente por unas escaleras con los pasamanos llenos de candados siguiendo la no muy original costumbre que desde hace unos años inunda los lugares turísticos.

Benidorm se despereza

Las olas baten al pie del mirador

Camino por el paseo marítimo remodelado recientemente, en el que todavía no han terminado las obras. "Chocolate con churros 3€", reza el cartel de una cafetería al paso. Alguien que me parece un indigente se dirige hacia ella precedido de un enorme perro peludo. Los transeúntes miramos al can con prevención, pero éste continua impertérrito, indiferente ante la expectación despertada. Unas gaviotas planean sobre mi cabeza con gritos estridentes. En la playa, un pequeño grupo de personas realiza ejercicios de gimnasia. La ciudad se despereza.

La playa todavía vacía

Tengo el pie dolorido. ¡Maldita fascitis! Doy la vuelta y me encamino al hotel. Se acerca la hora del desayuno y mi estomago lo barrunta. Durante mi regreso, mi subconsciente me trae a la memoria una canción y, sin darme cuenta, comienzo a tararear: Benidorm, Benidorm, Benidorm...

6 comentarios:

  1. Benidorm, hace bastantes años visité esa zona por motivos de trabajo, fue lamentable el paseo nocturno, borrachos, vomitonas, suciedad, en fin no guardo un buen recuerdo de esa ciudad.

    Un abrazo

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  2. Tu tempranero paseo me ha recordado otros parecidos hechos por mí en algunos viajes. Lo he hecho varias veces, madrugar, salir solo del hotel, ver como la ciudad se pone en marcha, cómo pasa del silencio de la noche a la agitación del día, y volver al hotel a desayunar (por segunda vez). Comienza el día entonces. Un saludo.

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  3. Hola Felipe!!! Intuía que estabáis de viajecito!! jejejejejejej!!!! Me alegro y mucho porque además de compartir los paisajes, es sinónimo de encontrarse bien. Besos a los dos!!!!

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  4. Querido amigo Felipe, eres un notario de lo cotidiano, de ese amanecer que en las zonas turísticas es más lento porque allí se rinde culto a la madrugada. Espero que toda tu estancia te de para muchos pliegos y mucho disfrute.
    Un fuerte abrazo.

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  5. Me encanta como has escrito esta nota sobre el tranquilo despertar de una ciudad junto al mar, preparándose para un bullicioso día.

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  6. Has estado por mi tierra. Vivo en Alicante. Benidorm me gustaba mucho cuando era un pueblo de pescadores, ahora no. Las fotos son estupendas. Un abrazo Lola

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