Aprovechando que he ido al huerto de Urzante, decido dar un paseo más bien corto por un itinerario ya conocido que es muy de mi agrado. Se trata del sendero local NA-219 que hace un recorrido circular desde la población de Barillas a la laguna de Lor y regreso. En total poco más de cinco kilómetros.
He estacionado el coche en una de las calles del pueblo y he tomado la vereda que atraviesa los nuevos chalecitos. Nada más comenzar me he topado con una finca de olivos espectaculares. He saltado el ribazo y me he puesto a hacer algunas fotos. Un hombre de mediana edad estaba trabajando con un tractor que arrastraba un cultivador. Lo observo un buen rato en sus idas y venidas. La tierra tiene un buen tempero y los arañazos de la herramienta dejan al descubierto la humedad de las últimas lluvias.
El se da cuenta de que lo estoy observando y se me acerca. Suelo pararme a entablar conversación cuando me tropiezo con alguien durante mis paseos.
A pesar de fragor del tractor, inicio mi interrogatorio:
El se da cuenta de que lo estoy observando y se me acerca. Suelo pararme a entablar conversación cuando me tropiezo con alguien durante mis paseos.
Los olivos milenarios de la finca |
A pesar de fragor del tractor, inicio mi interrogatorio:
- Buenos días, vaya olivos que tiene. Están preciosos.Cuántos años tienen?
- Alrededor de mil trescientos. Viene a verlos mucha gente, incluso de Francia e Inglaterra. Los traen no sé si de alguna agencia o de Diputación.
- ¿Cuántos hay y de qué variedad son?
- En esta finca hay cincuenta. Veinticinco negrales y otros veinticinco zambuches. Hay también algún alberquino, ahí al lado.
- Y empeltres, que son los de la tierra, ¿no hay? La variedad de zambuche no la había oído nunca. Yo tengo veinticuatro empeltres, dieciocho grandes, centenarios, y seis recientes.
- Es que hay muchas variedades de olivos. En esta finca no hay empeltres, más allá sí.
- ¿Están en buena producción? Lo digo por lo viejos que son.
- Pues sí, para que te hagas una idea, este año, de esos cinco de ahí recogí 420 kilos. Es que están bastante bien cuidados.
Le digo que estoy sacando fotos y amablemente se me brinda para poner el tractor cerca de uno para que pueda verse el tamaño del tronco. Hablamos un rato, me ofrece un trago de vino que acepto y un pitillo que rechazo, después de darle las gracias, nos despedimos.
La laguna está preciosa |
La senda continúa entre olivos. Hay una finca de alberquinos puestos en palmeta. Los demás son muy grandes y están plantados al estilo convencional pero con mucho espacio entre ellos. Llego a la carretera que une Cascante con Ablitas y la cruzo. Tengo delante de mí la laguna. Está magnífica, casi a rebosar.
Los patos ni se inmutan cuando paso |
Voy dándole la vuelta. El agua está tersa, limpísima. Bastantes patos de agua. Algunos pescadores deportivos. Giro un poco y dejo a mi derecha el Saso de Pedriz. Sigo bordeándola. Junto a la caseta de compuertas me paro con un pescador
- ¿Qué tal se da la pesca?
- Hoy mal. No pican
- ¿Qué pescáis aquí?
- Mayormente lucios y percas.
Le deseo suerte con la faena y sigo mi camino. Ahora tengo el sol de frente que riela en las aguas con las ondas que hacen los patos.
Llego de nuevo a la carretera, la cruzo y prosigo por la senda paralela a la del inicio del recorrido. Ahora el sol aprieta de verdad, es que es la una y cuarto. Un buen trago de mi bebida isotónica en tanto llego a las primeras casas del pueblo.
Me adelanta el señor del tractor con quien he mantenido la conversación en el olivar. Nos despedimos con un gesto amistoso. Asciendo una pequeña cuesta, llego al coche, me cambio de calzado, le doy al encendido e inicio los doce kilómetros que me restan para llegar a casa. La verdad es que tengo hambre.
Barillas al alcance de mis pies |
Almendros en flor, olivares y Cascante al fondo |
Llego de nuevo a la carretera, la cruzo y prosigo por la senda paralela a la del inicio del recorrido. Ahora el sol aprieta de verdad, es que es la una y cuarto. Un buen trago de mi bebida isotónica en tanto llego a las primeras casas del pueblo.
Me adelanta el señor del tractor con quien he mantenido la conversación en el olivar. Nos despedimos con un gesto amistoso. Asciendo una pequeña cuesta, llego al coche, me cambio de calzado, le doy al encendido e inicio los doce kilómetros que me restan para llegar a casa. La verdad es que tengo hambre.
Qué fotos tan bonitas! Y ya están los almendros en flor!! Qué bien!
ResponderEliminarVaya paseo chulo. La laguno cieto que esta preciosa, y las fotos inmejorables. El olivo es sin duda el árbol que más me gusta. Son bellísimos y agradecidos.
ResponderEliminarHace lo que yo que cuando voy por sitios hablo con todos los lugareños, es un lujo aprender de ellos.
Un abrazo
¿Sabías que en Salou hay olivos centenarios? Hoy adornan parques y son visita obligada de turistas, aparecen en folletos etc. Restos de antiguos cultivos que por estar cerca del mar eran de baja categoría, siendo vendidos a constructores como suelo edificable...menos mal que quedan estos recuerdos todavía. Beso
ResponderEliminarTodo tiene una explicación, amigo Felipe. Cuando uno no goza de muchas facultades físicas, aun en vacaciones, tiene que pasar cierto tiempo en la habitación descansando, y ¿qué mejor descanso que dar un paseo virtual por la laguna de Lor?
ResponderEliminarHermosa crónica de tu paseo. Que bien se ve el lago y los olivos me han sorprendido, no imaginaba árboles de esa edad. Gracias por compartir tu paseo.
ResponderEliminarUn saludo desde Buenos Aires.
mariarosa
Muy bonitas fotos y muy interesante lo que has escrito.
ResponderEliminarSaludos
Felipe que rutas de senderismo te haces, que suerte tienes. Las fotos muy bonitas. Sigue y no dejes de andar y recrearte en esos lugares maravillosos. Besos.
ResponderEliminarCelebro tu capacidad para sacar fotos y convertir "en portada" de tus recuerdos a algún olivero que las merece como en este caso, más que alguna estrella fugaz de la televisión.
ResponderEliminarTal como MARIAROSA yo tampoco imaginaba árboles de esa edad.