viernes, 11 de febrero de 2011

El "Escuraño"

Hace unos días, al iniciar uno de mis paseos matinales, al final de la calle Yeseros, una de las que recorro para salir de la ciudad, me fijé en dos baldosas de cerámica unidas, situadas a unos dos metros de altura, con la siguiente inscripción: La Cofradía “el Escuraño” en homenaje a los que lo pasaron. Aquí empezaba. 3-7-1993

No pude por menos de sonreír con añoranza por los años de mi niñez. Había juegos que daban carta de naturaleza: el cazuelita o cazuelón, el churri, el esbarizaculos, los cojinetes, los pitones, las chapas y otros muchos, pero lo que de verdad, de verdad, daba el valor añadido en nuestro status mueteril era haber pasado el escuraño. Si no lo habías hecho no eras nadie.

ESCURAÑO.- Era conocido con este nombre el túnel oscuro (de ahí el nombre de Escuraño), que cubría el río Mediavilla, desde los campos de fútbol de jesuitas hasta las proximidades de San Nicolás. Es palabra tudelana, con etimología en escurar y escurecer como oscurecer. (Luis Mª Marín Royo. El habla en la Ribera de Navarra)


ESCURAÑO.- Era conocido con este nombre el túnel oscuro (de ahí el nombre de Escuraño), que cubría el río Mediavilla, desde San Nicolás hasta cerca de la calle del Portal. (Luis Mª Marín Royo y José L. Ramírez Álava. Palabrejas, palabros y dichos en la Ribera Tudelana)


Tendría yo alrededor de ocho años cuando una tarde, unos cuantos amigos, nos dirigimos para realizar nuestra proeza a los campos de jesuitas. Desde el puente hasta el río había un gran desnivel, lo bajamos y comenzamos nuestra exploración. Avanzamos por el cauce descubierto unos doscientos metros, pasamos después bajo el puente de Yeseros y a continuación, tras unos metros al aire libre penetramos en el primer trecho oscuro por debajo de las casas y de la calle Granados y nuevamente salimos a la claridad solar en la trasera del Liceo durante otros doscientos metros.

Por el subsuelo de este cauce pasa el río

El arco de la iglesia de San Nicolás. Por debajo el río


Aquí comenzaba el tramo más largo en el que el río Mediavilla discurría soterrado. Nos introdujimos  por un arco de medio punto negro como boca de lobo. Teníamos encima la iglesia de San Nicolás, después la calle Rúa, entonces de Mariano Sainz. Íbamos chapoteando a oscuras en el lodo del lecho, hablando unos con otros, tratando de disimular el desasosiego que nos causaba la oscuridad que nos rodeaba,
-          Yaistamos en la calle Caldereros, porquimos pasau los primeros argollones de la Ruga.
 -          Pues isos diai tien que ser los de sanantón.
Efectivamente, tras el susto de alguna rata y de algún desagüe soltando detritus, tapándonos la nariz con el pañuelo, vimos en el techo del túnel unos orificios por los que penetraba algo de la luz diurna. En esta parte el hedor era insufrible debido a que en aquel entonces las casas colindantes vertían sus aguas negras al río.

Por aquí salía a la luz. Los baldosines indican el cauce soterrado

El final en la calle Terraplén


Después de pasar la calle San Antón salimos de nuevo a la luz por debajo de las casas. Estábamos en los corralones del antiguo hospital de Huerfanicos. El recorrido subterráneo estaba prácticamente cumplido, solamente nos quedaban los puentes de las calles Pontarrón y Portal. Anduvimos la distancia restante y subimos a la calle Terraplén, porque el puente que discurría por debajo de la vía del ferrocarril era peligroso debido a un sifón existente para el paso de la acequia de Mosquera. Tras este puente, a ciento cincuenta metros el Mediavilla se integraba en el Ebro.

La desembocadura en el Ebro


Felices y contentos por haber llevado a buen término nuestra aventura, estuvimos deambulando por el paseo del Prado tratando de hacer desaparecer el olor del que estábamos impregnados. A pesar de ello, recuerdo la jabonadura que me dio mi madre en un balde, puesto que en nuestra casa, en aquellos tiempos, la ducha brillaba por su ausencia. 


13 comentarios:

  1. Cuando vaya por Tudela y vea las dos baldosas de cerámica sabré que significa el Escuraño. Y como normalmente voy de viaje con un grupo, podré explicar a mis compañeros lo que sentían los niños cuando pasaban por el túnel oscuro por debajo del río, de parte a parte.
    Desde Gran Canaria, un saludo y gracias. Ángel

    ResponderEliminar
  2. Emocionante, aventura infantil, mucho más divertida que las que proporcionan las videoconsolas.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Estas son nuestras mejores aventuras, el recuerdo de haber vencido nuestro miedos y poder alardear después de valientes. Gracias por compartir estos recuerdos, que reavivan otros en el rincón de mi mente.
    Un abrazo y buen finde

    ResponderEliminar
  4. eres un erudito, Felipe. Cada día haces mejores aportaciones, por eso te admiro y me complace tanto visitarte.

    ResponderEliminar
  5. (¯`•.•´¯) (¯`•.•´¯)¡Que divertido ¡
    *`•.¸(¯`•.•´¯)¸.•´
    ¤ º° ¤`•.¸.•´ ¤ °º ¤

    ResponderEliminar
  6. Me encanta el recuerdo. ¡Qué lejano parece y difícil de contar a esos niños gorditos que están frente e una pantalla todo el día! Beso

    ResponderEliminar
  7. Eso ya no lo viví, así que doblemente interesante esta entrada.
    ¿Qué daba más miedo, la oscuridad, o la bronca y la jabonadura posteriores?

    ResponderEliminar
  8. Yo te habría dado algo más que una jabonadura...
    De todas formas, el relato es precioso, gracias por compartirlo Felipe.
    besos.

    ResponderEliminar
  9. Ayer por la tarde me acorde de tí, estuve dándome un paseo por una zona que se llama "Lajarosa", cerca de Guadarrama (Madrid), donde hay un pantano y demás. Mientras paseba pensaba : que diría de esto mi amigo Felipe.
    Bonito relato el que nos traes . Feliz semana

    ResponderEliminar
  10. Felipe, que bonito es recordar.... Me ha gustado todo lo que cuentas, me ha gustado mucho. Un abrazo Lola

    ResponderEliminar
  11. La imagen del arco de la iglesia junto con los aparatos de aire acondicionado es para meditar.

    Muy buena entrada y fotografias.

    Besos

    ResponderEliminar
  12. Entre mis cosas pendientes, esta el visitar Navarra, tierra de mi abuela materna que por esas cosas de la vida aun no he podido conocer. Pero cuando pueda ir, te llamaré a ver si quieres acompañarme a dar un paseito por esos caminos.

    Un beso

    ResponderEliminar
  13. Que recuerdos,, verdad?

    ResponderEliminar

Tu comentario es bien recibido aunque sea anónimo. Muchas gracias por tu atención.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...