Salimos de Cáceres con destino a Tudela, nuestra ciudad de residencia, con el propósito, como ya es habitual en nuestros viajes, de hacer una parada para conocer alguna peculiaridad interesante cercana a nuestro trayecto. Hicimos un alto en el camino para comer en Ayllón, villa segoviana ya conocida por nosotros por haber recalado en ella en algunas ocasiones. Durante el almuerzo, recordé el rótulo existente en San Esteban de Gormaz, cercano al puente medieval sobre el río Duero, anunciador del yacimiento arqueológico de Tiermes, y pensé desviarme al llegar a él. Nada más salir de Ayllón en dirección a Soria, a unos doscientos metros, topé con otro indicador de una carretera que llevaba directamente a ese lugar.
Descarté mi primera idea y tomé esta inesperada ruta. La pista serpeaba entre las ondulaciones de los cerros amarillentos y el sol reverberaba sobre el asfalto. Pasado Montejo de Tiermes, ya en la provincia de Soria, llegamos a su Museo Monográfico, una edificación que desechamos, situada a la izquierda de la carretera, tomando un desvío en el lado contrario, con un piso infernal, que nos situó en el yacimiento al cabo de poco más de dos kilómetros. Lo primero que se nos mostró a la vista fue una iglesia románica: se trataba de la ermita de Nuestra Señora de Tiermes. Aparcamos junto a ella.
Ermita de Nuestra Señora de Tiermes |
Pórtico de la ermita |
Las ruinas romanas |
¿El decumanus máximus? |
Zona de las tarbernae |
- Aquí no se puede aparcar -nos dijo una señorita que nos estaba esperando- pueden dejar el coche ahí detrás, pronto le dará la sombra.
- Nos marchamos ya.
- ¿Ya han visto todo?
- Si, todas las ruinas romanas salvo la casa del acueducto.
- ¿La ciudad celtíbera también?
- No, eso no -contestamos extrañados.
- Pues se pierden lo mejor. Si tienen tiempo yo les acompaño dando un paseo.
Como tan solo nos quedaban dos horas de viaje hasta Tudela y al sol todavía le restaba un largo recorrido, accedimos de muy buen grado. Mientras caminábamos entablamos conversación.
- Trabajo en el museo desde hace un par de meses -comentó-. Soy de Valladolid, de Roa de Duero.
- Tierra de buenos vinos. Hay que buscar el trabajo donde está. ¿Qué tal por aquí?
- Muy bien. Allí también tenía trabajo, pero me interesó más éste. Todos los días a esta hora hago este recorrido para vigilar todo esto. Me encanta el tiempo que paso aquí.
Habíamos llegado a un suelo rocoso donde vimos una especie de compartimientos excavados en la piedra. Hizo que nos fijásemos en un corredor tallado en la roca, de más de dos metros, en cuyo centro se aprecian las señales de goznes y apoyos.
Este corredor descendente, llamado Puerta del Sol, nos condujo a una explanada inferior. En ella contemplamos atónitos un graderío rupestre tallado en la roca siguiendo las sinuosidades de la misma, en cuyo centro se situaban unas escaleras también excavadas en ella.
La Puerta del Sol |
Graderío rupestre |
Arriba los restos de las termas |
Casa de Pedro |
El acueducto penetra al interior de la roca |
Escaleras |
Puerta del Oeste |
Casa con cabecera circular |
Los buitres, planeando a gran altura, se retiraban a las buitreras que se oteaban en la lejanía. Unas piedras ordenadas en el suelo dan pábulo a la suposición de la existencia en ese lugar de un templo celtibérico modificado posteriormente por los romanos.
El acueducto a la vista |
Nos congratulamos de haber coincidido con una persona tan inclinada a poner sus conocimientos a disposición de los visitantes con tanta amabilidad y entusiasmo. De su mano perdimos la indiferencia con la que nos disponíamos a partir inicialmente pues, de no haber topado con ella, nos hubiésemos marchado sin conocer el atractivo primordial de este lugar.
Menudo paseo por el tiempo, no has necesitado ninguna máquina.
ResponderEliminarUn abrazo y que sigas disfrutando de tus viajes.
Ya ves, Emilio, fui a Cáceres a estar unos días con mis hijos y nietos, y al regreso, de paso, cañazo. No necesité más máquina que la común a todos nosotros: el coche. Un abrazo
EliminarUna excursión con sorpresa final, a mí me encantaba perderme en el camino de ida o de vuelta, a veces había sorpresas como la que tu nos cuentas y que yo no conocía, así que me he sentido muy entretenida siguiendo la crónica del viaje.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Esta forma de viajar solamente nos la podemos permitir a esta edad porque antes las obligaciones de familia y trabajo nos lo impedían. Había que llegar cuanto antes a nuestro destino. Abrazos
EliminarHabía oído hablar de Tiermes pero tampoco me esperaba ver estas casas en este estado de conservación que hablan de un pasado extraordinario. Me imagino lo que disfrutasteis. Las ruinas están bastante aceptables y cuidadas, se diría que casi habitables. Magnífico reportaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Parece ser que de Tiermes está casi todo por descubrir, se habla de que solamente se conoce un 5%. Me da coraje nada más pensar que podíamos haber pasado sin verlo de no mediar esa extraordinaria funcionaria. Abrazos
EliminarEs impresionante, y qué suerte dar con esa guía en el último momento. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es, como ya le he dicho a Katy, si no llega a ser por ella nos vamos con la visión de unos restos romanos más. Abrazos
EliminarLeyéndote, Felipe, tengo la sensación de haber viajado contigo. ¿Recuerdas? Yo iba en el asiento trasero y hemos compartido todo, también el almuerzo. ¡Grandioso!
ResponderEliminarUn abrazo
Voy recordando, oye ¿la comida la pagaste tú? porque yo no recuerdo. Te llamo para la próxima. Un fuerte abrazo
EliminarQue maravilla te encontraste y todo gracias a una profesional de la cultura, esto mismo nos pasò a nosotros en La Olmeda Palencia, encontramos una chica guìa y nos diò una verdadera clase de historia romana.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Cuando te topas con profesionales que disfrutan con su trabajo, es una verdadera maravilla. Abrazos
EliminarSiempre nos traes sitios que desconozco, sitios extraordinarios que dan fe de la magnífica historia que nos precede.
ResponderEliminarUn abrazo Felipe.
En cualquier sitio te puedes tropezar con algo digno de conocerse, y muchos de ellos los tenemos al alcance de la mano. Abrazos, Elena
EliminarUna guía enamorada de su trabajo y unos visitantes interesados.
ResponderEliminarLa sintonía fue perfecta y la entrada que ha ocasionado magnífica.
Saludos.
No siempre es fácil que se dé esa conjunción. Un saludo
EliminarDespues de tanta amabilidad, lástima que tan improvisada guia, quede sin identidad.en tu precioso relato. un abrazo FELIPE.
ResponderEliminarJoaquín, no logro recordar su nombre, y lo llevaba puesto en una tarjeta colgada junto al bolsillo de la camisa, además pensaba que lo había apuntado, pero parece ser que no. Una lástima.. Un abrazo
EliminarFantástico reportaje Felipe y tuviste la gran suerte de encontrar a una persona amable ( que hay, y muchas) que te informó de la ciudad celtíbera,que no conozco y me parece de lo mas sorprendente. Tomo nota.
ResponderEliminarPepe, viajando de esta manera encuentras lugares verdaderamente sorprendentes. Ayllón, Puente del Congosto, Maqueda, Piedrahita, estos son sitios que he encontrado así y de los que también hice el correspondiente reportaje. Un saludo
EliminarDesde luego que te dejabas lo mejor, que maravilla. Gracias Felipe por tu ilusión y por compartirla.
ResponderEliminar- Ayer fue un rato inolvidable, nos conocimos y nos pusimos la verdadera cara que tenemos, voz, en fin, que estoy encantada de haberos conocido a los dos. Besicos.
¿Qué te voy a decir yo? ¿Cómo agradecerte que, el día del cumpleaños de Lucía, tuvieras el detalle de encontrar un hueco para nosotros? Nos veremos otra vez, seguro que nos veremos. Un beso, también de Pili.
Eliminar