lunes, 9 de septiembre de 2013

Paréntesis en Italia


Releyendo mi última entrada del mes de junio pasado que titulé Viajes, me ha venido a la memoria el realizado también en el año 2009 -¡vaya año!- a Italia. Después de cuatro agotadores días de trotar por Roma, recorriendo lo más emblemático de la ciudad eterna: el Quirinal, el palacio de Víctor Manuel II, el Panteón, el Coliseo, el Foro, los arcos de Constantino y Tito, las catacumbas, las plazas de España, del Popolo y Navona, sus iglesias como San Juan de Letrán, Scala Santa, San Pedro, Santa María in Trastevere, San Pedro y San Pablo extramuros y Santa María del Popolo, íbamos a disfrutar, por fin, de una tarde verdaderamente libre.

Roma
Me encontraba físicamente agotado y mentalmente saturado.  Mi programa para esa tarde consistía en sentarme en la terraza de la cervecería que habíamos descubierto junto al hotel, en Porta Magliore, y dejar pasar las horas plácidamente, sin dirigir mi mirada ni a una sola piedra más.

No obstante, nuestros guías ofertaron una excursión adicional, y lo hicieron de forma muy atractiva; tan atractiva que mis propósitos se fueron al traste.

Jardines de la villa D'Este en Tívoli
Dejar atrás el bullicio de Roma y dirigirnos al campo, a una villa veraniega donde podríamos descansar bajo el murmullo del agua, a la sombra de los árboles y percibiendo el perfume de las flores, sonaba muy tentador. Era algo totalmente diferente a todo lo acontecido hasta entonces. Y caímos en la tentación. Subimos al autobús y nos dirigimos hacia Tívoli, lugar muy cercano a Roma, donde se encuentra la finca reconstruida por el cardenal Hipólito II D'Este, hijo de Lucrecia Borgia y del duque de Ferrera Alfonso D'Este, nieto de Alejandro VI, el papa Borgia.

Frescos de la bóveda. (Foto de la red)
Cuando llegamos, me temí lo peor. Comenzamos la visita guiada de la villa y presté poca atención, aunque si me apercibí de los magníficos frescos del techo abovedado del Appartamento vechio. Salimos a los jardines, dispuestos en torno a un eje central, a los que se accede, a través de grandes escalinatas, a las diversas terrazas que se suceden unas a otras, en las que compiten cerca de quinientos chorros de agua en fuentes, cascadas y abrevaderos diseminados a lo largo y ancho de este vergel.

Fuente de Neptuno (Foto de la red)
Las cien fuentes (Foto de la red)
Esto ya fue un gozar continuo. El agua, dueña del lugar, proporciona frescor y vida a las numerosas fuentes, a cual más atrayente, conformando un espacio a resguardo de otros ruidos que no sean los propios de sus surtidores y de la afluencia de visitantes. El recorrido de todos y cada uno de los rincones de estos jardines constituyó un alto en camino, una especie de borrón y cuenta nueva, que limpió mi mente de la bruma que se había aposentado en ella.

Fuente oval (Foto de la red)

Fuente La pequeña Roma (Foto de la red)
El cambio del escenario de tanto monumento, tanta escultura y tanta pintura vistos en Roma, y el paso a los jardines de Tívoli, me insufló un nuevo aire proporcionándome nuevas fuerzas para continuar nuestro viaje.

Plaza de la Signoría de Florencia
Al día siguiente, ya más relajado, partimos para Florencia deteniéndonos en Asís y Siena.

Venecia "inundada"
En la capital de La Toscana permanecimos un día y dos noches, con una programación exhaustiva. Después nuestro viaje continuó, deteniéndonos unas horas en Padua, hasta llegar a Venecia, con tan mala fortuna que la encontramos inundada. A pesar de ello, nos quedamos allí otro par de noches y tuvimos que utilizar unas curiosas barquichuelas que allí llaman góndolas. Es que los venecianos son muy suyos.


17 comentarios:

  1. Muy interesante tu blog..me gustan las fotografías..voy a leer un poco mas de todo lo que escribes..saludos

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  2. ¡Qué preciosidad, Felipe! Yo aplacé tanto el soñado viaje a Roma que ahora se me hace difícil realizarlo. Pero disfruto a tope el tuyo.
    Un abrazo.

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    1. Pues todavía estás a tiempo. Merece la pena. Un abrazo

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  3. Uno de mis viajes preferidos: Roma, Venecia, Florencia, aún me duelen los pies cuando pienso en aquel viaje realizado hace ya más de 10 años, lo repetiría de nuevo aunque fuera a la pata coja.

    Un abrazo.

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  4. Y es que las fuentes, el murmullo de sus aguas, tienen un poder relajante sin igual. Un saludo.

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    1. Sobre todo si estás un tanto "nublado" mentalmente. Saludos

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  5. Roma, la ciudad eterna y siempre nueva. Me gusta mucho Roma , todo recuerda a un pasado glorioso. Es la única ciudad en donde caminado me tuve que comprar unos zapatos del dolor de pìes que llevaba. Estuve unas tres veces y seguro que volveré.
    Un abrazo

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    1. Yo todavía no he vuelto, pero no pierdo la esperanza. Abrazos

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  6. Hola, Felipe
    Tu escrito me recuerda el viaje que hice con mi familia, la primera impresión en Roma fue como si me hubiese introducido en un libro de historia.
    Efectivamente los “tours” por la ciudad a la larga resultan algo agotadores y cuando hay día libre siempre presentan algo en los cual los turistas puedan caer. Lástima que no fuimos a ese lugar paradisíaco que presentas, mi esposo quiso volver a ver el Coliseo romano y soñar con Ben-Hur :)
    ¿Venecia inundada? ¿No es así siempre, por eso los canales? En verdad a me encantó el romántico paseo en góndola con música italiana incluida. Para otro tipo de traslados hay allí algo llamado vaporetto que reemplaza (creo) los buses.
    Me ha encantado tu relato y las maravillosas fotografías.
    Feliz fin de semana

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    1. Lo de Venecia inundada es por lo que se cuenta de aquel paleto que vino del viaje a Italia decepcionado y dijo: Tuve mala suerte, fui a Roma y estaba llena de escombros, luego fui a Venecia y estaba inundada. Un saludo

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  7. A mi edad ya no tengo oportunidad para ver esas maravillas que tiene Italia. Es una de las cosas que me he quedado con las ganas y tendré que contentarme con internet o con los reportajes que tú tan estupendamente realizas.
    Un abrazo

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    1. Me llena de satisfacción que te sirvan de algo las cosas que yo escribo. Un abrazo

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  8. Yo también estuve en Italia en 2009! Nosotros sólo estuvimos en Roma, que me parece una ciudad agotadora por todo lo que hay que ver.
    Cuando conocí Venecia estuvo lloviendo sin parar: no he visto tanta agua en mi vida!!
    Abrazo!

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    1. En eso tuve yo más suerte, el tiempo fue extraordinario durante mi estancia en Italia. Un abrazo

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  9. Felipe mi comentario, no es para esto, es que estamos, en clase, con los de los bloger y e abierto el mio de hace unos años. Un saludo eduardo0

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