miércoles, 6 de febrero de 2013

Una vieja canción


Fuimos a cenar a casa de nuestra hija y, en el transcurso de la conversación, no recuerdo a santo de qué, surgió el título de la canción Ata una cinta amarilla alrededor del viejo roble. Ante la cara de incomprensión del joven matrimonio les informamos que se trataba de una canción que en los años setenta tuvo un gran éxito. Él, ni corto ni perezoso, fue en busca de su tablet y rápidamente tuvimos en pantalla, después de desechar otra, la versión de DAWN con su vocalista Tony Orlando interpretando "Tie a yellow ribbon round the old oak tree". Mientras la escuchaba me dije con benevolencia hacia nosotros: ¡qué mayores se han hecho nuestros hijos!

Esta canción ha perdurado desde hace más de 400 años con diversas formas.   En 1917 George A. Norton obtiene los derechos de una marcha popular a la que tituló  Round her neck she wears a yellow ribbon. En 1949 John Wayne protagonizó una película con el título de She Wore a yellow ribbon y las hermanas Tanner grabaron su versión en Londres el 30 de diciembre de ese mismo año. 

Parece ser que, siguiendo una vieja tradición procedente de Europa, se inició en la guerra de secesión de los Estados Unidos, la costumbre de que los familiares con soldados en el frente de batalla atasen una cinta de color amarillo al árbol más próximo a su residencia. Este hábito se siguió practicando en ambas guerras mundiales y en las de Corea, Vietnan, Golfo Pérsico, Afganistán e Irak. 

El tema escrito por Irwin Levine y L. Russel Brown hace referencia a estos hechos y nos narra la historia de un joven condenado injustamente a prisión que escribe una carta a su ex novia de la que, en los tres años que ha durado su cautiverio, no ha tenido noticias. En ella le comunica que, revisada su condena, ha sido puesto en libertad. Si le sigue queriendo, sabe lo que tiene que hacer: debe atar una cinta amarilla alrededor del viejo roble testigo de su amor. Él pasará con el autobús y si la cinta no está continuará el viaje y tratará de olvidarle. Cuando el autocar va a pasar junto al árbol no se atreve a mirar y ruega al conductor, al que ha contado sus cuitas, que le informe. Éste le dice que mire y, con gozo y estupor, contempla un centenar de lazos amarillos colgando de las ramas del viejo roble.

A mí es una canción que, personalmente, siempre me ha gustado tanto por su letra romántica como por su melodía. Para los nostálgicos que quieran volver a escucharla, aquí tienen una aceptable versión, distinta de la de Tony Orlando, y, más abajo, una de las traducciones más habituales al español.


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Hoy vuelvo a tí
Vuelvo a mi hogar

Aprendí a respetar a los demás

Ya te escribí en mi carta
Que logré mi libertad 
Tú ya sabes qué has de hacer 
Si aún piensas en mí 
Si piensas en mí 

Pon alrededor del viejo roble aquel
Una cinta si tú pensaste en mí
Pues hoy hace seis años
Que me fui de aquí 
Yo debo mirar pues el autobús 
Cerca pasará 
El viejo roble donde 
Deberás darme tu amor 

Si al final no puedo hallar 
Esa cinta amarilla en el lugar 
Me sentiré de nuevo 
En prisión y lloraré 
Con el autobús me iré 
Y te olvidaré 
Y te olvidaré 

Pon alrededor del viejo roble aquel 
Una cinta si tú pensaste en mí 
Pues hoy hace tres años 
Que me fui de aquí 
Yo debo mirar pues el autobús 
Cerca pasará 
El viejo roble donde 
Deberás darme tu amor 

Y por fin el autobús llegó 
Mas no sé que sentí 
Cien cintas amarillas en el roble vi.

20 comentarios:

  1. Qué buena manera de empezar la mañana bloguera.
    Te confieso que de vez en cuando me pierdo por esos mundos de internet rebuscando canciones del "año la polca" y me encanta recordarlas.

    Un abrazo Felipe.

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  2. nananana nananana naaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
    Qué música y qué letra!!!! qué pegadiza y bonita!!!!! De lo que no tenía ni idea es de la historia que cuentas!!!! Así que todo tiene un origen y un sentido!!!!. Siempre me gustó la canción. Besos mil amigo!!!

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  3. Una lanza a favor por ese romanticismo de cien cintas amarillas atadas a robles, que bien que hace falta en los tiempos tan realistas que corren...
    Este tema musical me ha remontado a la invasión de habitación de hermanos mayores que la escuchaban mientras mi naricilla curiosa se metía entre la puerta entreabierta...
    Está lleno de optimismo y, en mi caso, recuerdos. Me gusta.

    Un abrazo.

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    1. Es, sin duda, una bonita canción, melódica, romántica y con una letra que cuenta una bella historia. Abrazos

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  4. Reconozco que cuando he empezado a leer tu entrada he pensado que yo tampoco conocía la canción, pero ¡oye! que sí la conocía, aunque no supiese que se llamaba así. No sabía del significado de la cinta amarilla. ¡Qué curioso!
    Abrazo

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    1. Incluso se cree que los pañuelos amarillos que portaban los soldados que vemos en los western tienen algo que ver con esta canción. Un abrazo. ¿Qué tal Antoñito?

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  5. Que bonita, dulce y cuantos recuerdos !!!

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  6. Me ha pasado como a Zamarat, me ha gustado recordarla.
    Un abrazo

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    1. Esta canción siempre ha estado muy presente en mi ánimo. Hay cosas que se graban. Abrazos

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  7. Había oído esta historia del recluso y el autobús, pero aún antes de conocerla, ya me gustaba la cancioncilla. Un abrazo, Felipe.

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    1. En los 70 yo estaba recien casado y me recuerda tiempos muy felices. Abrazos

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  8. Creía que te había dejado un comentario... posiblemente lo visualizaría y lo daría por publicado.
    Decía que me traía agradables recuerdos, además empecé a recordar varias canciones similares de la mili, nada menos que la hice en Sidi Ifni, así que en ocasiones con casi lágrimas en los ojos.
    Un abrazo

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  9. Una canción de toda la vida y tarareada en todos los países. Aquí en España la pudieron de moda "Los Mismos" allá por los años 67-68 si no me equivoco.
    Buenos recuerdos.
    Un abrazo

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    1. Buenísimos, sobre todo porque éramos más jóvenes. Abrazos

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  10. No es que se hayan hecho mayores nuestros hijos; ellos han madurado y nosotros somos los que nos hemos hecho mayores, Felipe. En este caso, y de forma circunstancial, fue una preciosa canción la que propició todo esto que nos cuentas.

    Un fuerte abrazo

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    1. Sí Paco, sí. Preferí pensar que son nuestros hijos los que se han hecho muy mayores, por lo cual ya sabes donde estamos nosotros. Un abrazo

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