viernes, 14 de enero de 2011

Paseo del Cristo

Luce un cielo plagado de borrones grises-blanquecinos sobre fondo azul. El sol trata de abrirse paso entre los vanos de los nimbos.  A partir del puente sobre el Ebro, desecho la puerta de la Mejana y enfilo el paseo que discurre entre la carretera y la acequia molinar.

A mi izquierda, al otro lado de la calzada, el talud sobre el que discurre la vía férrea sostiene inquebrantable las estribaciones del cerro de Santa Bárbara. Las excavaciones recientemente realizadas dejan al descubierto los vestigios del castillo y de la muralla.

En el flanco derecho una hilera de tamarices cobrizos que, algo más adelante, se tornan verdes me impide la visión de la acequia y más allá de ella los verjeles mejaneros. A través de un pequeño túnel situado a la izquierda accedo al paraje de "El Cristo" donde se levanta la ermita de la Santa Cruz. Esta pequeña iglesia fue trasladada a este  lugar en 1859 debido a la construcción del ferrocarril. Citada ya en 1145 ha sufrido numerosos avatares a través de los tiempos, restaurándose por última vez en 1972.

Ermita de la Santa Cruz
Tras una corta visita vuelvo para continuar el itinerario previsto. Dejo a mi derecha la segunda y última puerta de la mejana y la Escuela Taller de La Obra, centro promovido por el Ayuntamiento de Tudela que da formación  a los jóvenes en las especialidades de albañilería, electricidad, fontanería, carpintería y jardinería.

La presa de Las Norias
Llego a la presa de las norias y a la caseta que da origen a la acequia molinar. Junto a ellas una nueva central hidroeléctrica. El sol está ganando la partida. Las nubes de plomo se baten en retirada pero no cejan en su continuidad. Las aguas represadas del río se bifurcan después de la caída formando pequeñas isletas y sotos.

La vías, rectilíneas, apuntan hacia la ciudad
Descanso unos instantes y reemprendo la marcha. Subo el repecho de la carretera que lleva a una abandonada industria química, atravieso el puente sobre las vías y arribo al barranco de Barcelosa. Un letrero me facilita información de que me encuentro al comienzo de la ruta de los altos de Canraso. Hay un olor intenso, penetrante, a verduras frescas.


Recolección de colifor
En la finca cercana unos contenedores de plástico, un camión, dos tractores y varias personas recolectando la cosecha de coliflor. Comienza la zona de los nuevos regadíos por aspersión de Barcelosa y del Soto de los Tetones. 

Desde este promontorio contemplo el paisaje: al fondo, iluminada por el sol, la Bardenilla; a mis pies, lamiendo la carretera, el meandro del Ebro antes de llegar a la presa y en la orilla opuesta los sotos de Las Norias y de Traslapuente con su minicentral.


El meandro y la Bardenilla al fondo
Es hora ya de regresar. Emprendo el retorno por el mismo recorrido pero en sentido inverso. Mientras camino observo suciedad por doquier, bolsas de plástico, botellas, latas de refresco, cartones... ¡Vaya guarrada!

La acequia molinar
Al llegar a la Mejana cruzo la puerta y sigo por el camino paralelo a la acequia. Está casi cegada por los carrizos. En el lado izquierdo los huertos de ocio de la Mejana y allí, en la lejanía, nuevamente el toro de Osborne señala las grandes aspas de los molinos productores de energía de Valdetellas.

Cultivos de alcachofas, bróculi, coliflores etc.  Barbechos y tierras preparadas para nuevas labores.  Los cardos, con su traje de pingüino, se inclinan reverenciosos a mi paso.

En la cima del cerro, el Corazón de Jesús parece abrir en el azul sus brazos para cobijarme en ausencia de los nubarrones que no han logrado imponerse.

El cerro de Santa Bárbara y el Corazón de Jesús
Atravieso las calles y llego a casa donde me espera una reconfortante ducha. Hoy la andadura ha sido más breve, tan solo se ha prolongado durante dos horas.

4 comentarios:

  1. Envidio, querido amigo, tu capacidad para caminar; admiro tu facilidad para describir cuanto aparece delante de tus ojos y también tu objetivo fotográfico.
    ¡Cuanta solidez! ¡Con razón te han dado una copa de oro!

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  2. Con estos maravillosos paseos debes de tener un corazón fuerte y una salud de hierro. Que envidia tener estos maravillosos sitios al alcance de las piernas,
    Un abrazo

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  3. Lo cuentas de una manera que me haces vivir la caminata contigo.
    Un abrazo

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  4. Me gusta la ermita: tiene encanto.
    Gracias por enseñarme esos bellos paisajes y algo más...: qué vergüenza admitirlo, pero nunca habá visto la coliflor plantada... Me temo que soy demasiado urbana.
    Qué lástima que, a pesar de ese paseo tan tranquilo, te hayas encontrado con la basura que desgraciadamente dejamos a cada paso.
    Un abrazo y buen fin de semana!

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