lunes, 24 de octubre de 2016

Revuelo cromático




El azul, al que sus compañeros rojo y verde ninguneaban por estar detrás de ellos en el orden del arco iris, se mosqueó y se marchó dejándolos plantados con el culo al aire. En un principio no les importó, pero pronto comenzaron a echarlo en falta porque, al quedarse solos, se dieron cuenta de que no podían formar el blanco y, a causa de esto, la vía láctea se volvió oscura como la noche, desaparecieron las estrellas y la luna, las montañas perdieron la nieve, las perlas el nácar y algunos pueblos el enjalbegado. 



El verde, al faltar el azul, no pudo conformar el cian, el celeste para entendernos, por lo que los cielos se llenaron de nubarrones y apareció en su lugar un color tan inesperado y triste como el gris, que transformó las turquesas en granito.



El rojo estaba preocupado, porque su mezcla con el azul daba ese color tan raro que no era ni fucsia ni violeta al que nadie había visto nunca ni sabía qué demonios se ocultaba tras él, aunque los que se creían entendidos lo llamaban magenta. De alguna forma había que llamarlo.


RGB (Los Azrover de toda la vida)

Ambos dos, el rojo y el verde, que se mascaban pero no se tragaban, haciendo de tripas corazón, se fundieron en un fuerte abrazo y surgió el amarillo. Éste tenía sus cosas buenas: doraba las espigas, pintaba el sol, los limones y hasta las naranjas si se mezclaba con algo más de rojo; pero agostaba las hierbas, y las hojas de los árboles, con el transcurso del tiempo, se caían al modificar su color verde en ocre, ese amarillo entrado en años. 


Por su parte, el azul, al que la soledad comenzaba a pesarle, estaba triste ya que no podía jugar con ningún otro color, y eso era monótono y aburrido. Por ende, al no contar con el rojo, los atardeceres habían perdido sus gamas violetas y las moras no maduraban. 

Apesadumbrados el rojo y el verde se pusieron de acuerdo para buscar a su compañero. Removieron cielo y tierra sin que diera señales de vida. El mar, donde siempre se refugiaba, había adquirido el tono gris de las tormentas y las olas se encrespaban furiosas por su desaparición.

CMYK (Los Mamcine de siempre)

Cuando ya desesperaban de lograr su propósito se vieron alterados por la presencia de un pariente cercano: el negro. El negro era el color del que todos huían como de la peste porque siempre era asociado a los hechos más nefastos, incluso a la muerte. Las cosas más horrendas llevaban su apellido: la peste negra, la pena negra, la oveja negra, la mano negra, la magia negra, la viuda negra… Sin embargo, a pesar de su leyenda negra, no era mala persona. Era un tanto oscuro, pero tenía su aquel. Viéndolos tan mohínos, preguntó la causa de su aflicción. Dejando a un lado su desconfianza, el rojo y el verde le expusieron sus penas, además de su preocupación por todo lo que estaba sucediendo por la ausencia del azul. Se sentían avergonzados por el desdén al que habían sometido a su compañero. 


- El menosprecio siempre trae malas consecuencias, lo sé por experiencia, dijo el negro. Además, en vuestra familia, los Azrover, los aditivos de toda la vida, vosotros dos, junto al azul, os creéis los más importantes y os llamáis primarios. Sin embargo, en la nuestra, la de los Mamcine, los substractivos de siempre, sucede lo contrario y para nosotros sois secundarios. Aunque en todo momento os hayáis creído, por provenir de la luz,  los colores puros del cromatismo universal, no sois el ombligo del mundo. Pero no os preocupéis, creo que tengo la solución a vuestro problema. Ya sabéis que yo estoy formado por la conjunción de los pigmentos cian, magenta y amarillo. Vosotros mismos estáis también unidos a este equipo. Si todos cedemos un trocito del cian y otro del magenta que contenemos, con la unión de esas dos partes encontraremos el azul.


Sorprendidos por la agudeza de aquel familiar, llevaron a la práctica su consejo y la operación resultó satisfactoria para todos. Los tres colores volvieron a estar juntos de nuevo y aprendieron a divertirse formando otras muchas tonalidades mezclándose unos con otros, sin tener en cuenta quienes eran primarios, secundarios, terciarios o complementarios. Todos eran colores y cada uno cumplía su misión dando el matiz adecuado a cada cosa.

Mejor mezclados

Hace algún tiempo que se ve al rojo, al verde y al azul, junto con el amarillo, el cian y el magenta, arropar sin complejos al negro, pero éste, en ocasiones, prefiere huir subrepticiamente, dejando tras de sí una brillante estela irisada.

Felipe Tajafuerte. 2016

8 comentarios:

  1. Un color que está muy mal visto hoy, es ser rojo, ya no se lleva, todos tenemos que buscar el amarillo, feo color.

    Saludos

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    1. Pues no sé qué te diga, algún otro color parece estar peor visto, creo yo. Y, como en el cuento, pienso que todos tienen cabida para dar tono a las cosas. Un saludo

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  2. Muy ingeniosa tu entrada y con un gran transfondo. Un abrazo

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    1. Y parece ser, con un trasfondo político que yo no había previsto en el momento de concebir este cuento. Un fuerte abrazo, Chelo

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  3. Excelente Felipe. Quiere decir que los colores, son como los humanos. Se quieren y se odian. Se necesitan, siempre que no amaguen su independencia. Se separan y, tarde o temprano, se vuelven a unir.Ni que fueran de los nuestros.

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    1. Exactamente igual que nosotros. Todos dependemos de todos y todos somos útiles. Un abrazo fuerte desde estos lejanos lares.

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  4. Buen cuento, bien urdido, buen mensaje y mejor significado. Y buen trabajo, ya que para ello se requiere de la tarea de informarse.
    Gracias, Felipe.

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    1. Gracias a ti, Vicente, por tu favorable opinión al haber captado el mensaje y significado de este cuento.

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