sábado, 7 de julio de 2018

Por el Alentejo


La visita de cualquier población del país vecino siempre colma mis expectativas y nunca me deja indiferente. En esta ocasión, durante una de mis estancias en Cáceres, decidimos acercarnos a la vecina comarca portuguesa del Alentejo. Después de atravesar Valencia de Alcántara y la frontera, llegamos a Portagem y tomamos una carreterita sinuosa en dirección a Marvão, la mancha blanca, avistada unos kilómetros antes, que me había hecho recordar una inolvidable aproximación a la isla griega de Santorini vista desde el crucero Celestyal Olympia.


Llegada a Marvão
Estacionamos el coche al abrigo de las murallas, junto a un vistoso rótulo del lugar, y ascendimos por unas escaleras de piedra hasta la puerta de entrada a la población. 

Puerta de entrada a Marvão
Nos dispusimos a recorren sus calles empedradas, bien cuidadas, con casas enjalbegadas de un blanco insultante. 

Las calles
En tanto nos dirigíamos al castillo por el entramado del caserío, de pendiente muy llevadera, fuimos descubriendo sus recovecos con rincones preciosos, escaleras recoletas, arcos de piedra hermanando casas de ambos lados, la filigrana de la forja de sus balcones y, de vez en cuando, unos miradores desde los que apreciar la verde panorámica del Alto Alentejo.


Jardines
Unos cuidados jardines nos dejaron a las puertas del castillo, cuyo contorno rodea otra muralla. 

Monumento a Ibn Maruán
Una extraña figura confería los honores a Ibn Maruán como fundador de Marvão en el siglo IX. 

El castillo
Recorrimos la fortaleza, enorme, excelentemente preservada. Una gran y oscura cisterna a la que se puede acceder hizo las delicias de mis nietos cuando mi voz impostada provocaba tonalidades espeluznantes en la lobreguez del aljibe. 

Parte de las almenas
Fuimos descubriendo todas las estancias que conformaban el castillo: el patio de armas, la torre del homenaje, sus almenas, a las que accedimos, desde las que se puede disfrutar de un maravilloso paisaje en el que se aprecia, con Portagem a los pies, de un lado el paisaje portugués y del otro el español.

Descendemos para comer

Llegó la hora del yantar y descendimos comprobando que los restaurantes, al ser sábado, estaban a rebosar. Por fin, en un hotel encontramos mesa. Yo, como siempre que visito Portugal, me decanté por el bacalao, en esta ocasión dourado, acompañado de vinho verde


Rincón de una iglesia
Satisfechos con la comida, callejeamos de nuevo por el pueblo y, después, nos encaminamos a los coches para bajar de nuevo a Portagem. 

La calzada medieval
Cerca de la Casa de misericordia, cuya iglesia no pudimos ver, descubrimos una antigua calzada medieval que llevaba a esa población. Con harto pesar, mi hijo y yo tuvimos que resignarnos a descender con los vehículos; mi mujer, mi hija y mi nuera con los niños tomaron esa ruta de tres kilómetros que discurre a la sombra del arbolado. 

Puente romano de Portagem
Una vez reunidos todos, en un bar cercano al puente romano de Portagem, nos tomamos unos refrescos y unas Sagres pudiendo comprobar la diferencia de los precios con respecto a España. Dimos una vuelta por la gran piscina natural y, con el atardecer iniciamos el regreso a Cáceres, después de pasar unas horas con el atractivo que supone siempre una escapada a Portugal.


domingo, 1 de julio de 2018

Octenio


Hoy se cumplen ocho años del nacimiento de este blog. La verdad sea dicha que durante este último periodo he estado algo apartado de la blogosfera y la actividad de mi bitácora se ha visto muy mermada; tanto es así, que, hace unos meses, Emilio, mi amigo granadino, me preguntó si tan cansado volví de la Javierada que no tenía ganas de escribir nada. Lo cierto es que comencé algún reportaje, pero otras ocupaciones más perentorias coparon mi atención y ahí se quedaron, solamente bosquejados. Quizás en algún momento los retome y vean definitivamente la luz. Luz que, por fin, ha visto mi primer libro que, como si fuera una flor, apareció en el mes de mayo. 

Auras de mejana ha funcionado bien teniendo en cuenta la modestia de mis aspiraciones y que se trata de un poemario. 

No he pensado siquiera en el propósito de la enmienda con respecto al blog. Quizás publique en él alguno de los poemas inéditos que figuran en mi libro. Lo más probable es que me entregue a la preparación de una segunda obra, esta vez de relatos. Advierto de antemano que mis embarazos son muy prolongados, aunque en esa ocasión ya no seré un primerizo.
Hasta pronto. 

miércoles, 23 de mayo de 2018

Auras de mejana

Aquí está mi criatura. Ha visto la luz después de una dilatada gestación y un parto feliz tras una semana de tribulaciones con una malhadada agencia de paquetería. Por la duración del embarazo podría haber nacido un elefante. Deseo que este infantico no sea como el ridículo ratón que parieron los montes, según nos cuenta Horacio en su Ars poetica

He abierto la caja y allí estaban todos los ejemplares, con ese color dorado que diseñé para ellos. Me gustan. He cogido uno en mis manos y he comprobado su suavidad al tacto y su ligereza de peso. Con el tamaño adecuado, el que elegí para él: 150 x 210 mm. Lo he hojeado y he ojeado sus ciento doce páginas recreándome en la suerte. A pesar de la falta de una ese en un morfema al inicio, me sentía satisfecho avanzando en la lectura. Hasta que lo he visto. Ahí estaba el maldito gazapo. Un verso en el que falla la métrica. ¿Cómo se me pudo pasar en la última corrección? Tal vez haya alguno más y no me haya apercibido.

Ya no tiene remedio. Nada ni nadie es perfecto. Pero he encontrado una solución que puede ser divertida y por eso he desvelado este error. Ahora le toca al avispado lector encontrar el verso discordante. Sólo son mil trecientos sesenta y siete versos -los he contado- los que componen este poemario. Una pista para facilitar la búsqueda: se trata de un alejandrino. Puedo jurar sobre la biblia que esto no ha sido intencionado para incentivar la lectura.

Auras de mejana es una recopilación de los poemas que he venido publicando en este blog y alguno más inédito. Tendrá su puesta de largo el próximo día seis de junio a las 19:30 en la librería tudelana Letras a la taza. Oficiará la ceremonia el incombustible poeta ribero José Javier Alfaro Calvo, que ha tenido la gentileza de escribirme un bonito prólogo. Muchas gracias, Pepe Alfaro.

El libro tiene un precio de venta al público de ocho euros y, además de en la librería Letras a la taza, donde tendrá lugar la presentación, estará a disposición de los compradores en las librerías tudelanas Julio Mazo, Santos Ochoa y El cole. 

Para los pedidos que me hagan personalmente para enviar por correo, el PVP será idéntico, asumiendo yo los gastos de envío y el comprador los de transferencia para el pago del mismo. Me pueden hacer los pedidos al siguiente correo electrónico indicando los datos y dirección en la que se quiere recibir: 

ftajafuertec@gmail.com 

A vuelta de correo les facilitaré el número de cuenta donde deberán ingresar el importe de 8 € por ejemplar.

Espero que quien tome este librito en sus manos, disfrute con la brisa de mi mejana, porque lo importante no es escribir un libro, sino que alguien lo lea.

lunes, 30 de abril de 2018

Madrigal a la alcachofa tudelana


Es la alcachofa blanca de Tudela
la celebrada flor de nuestra huerta.
Su corazón despierta
semblanzas de la madre y de la abuela.
Ese dulce amargor
de suave terciopelo reverdece
con cálido frescor,
y el paladar goloso palidece
del intenso sabor
que se expande en la boca y la estremece.




Del poemario Auras de mejana. Felipe Tajafuerte 

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