lunes, 28 de enero de 2019

Cinco sentidos




Vi secarse el granizo de los cúmulos
disuelto en el espacio sideral
de unos atardeceres de algodón
magenta calcinados.

Escuché los matices del silencio,
la fértil sinfonía inacabada
de los álamos viejos que enmudecen
rielando sosegados.

Olí la pestilencia del ozono
por los rayos ligeros zigzagueantes
y el aroma confuso de los truenos
aviesos alargados.

Saboreé el pálpito fugaz
de una brisa encendida de amapolas
que azota los meandros de los sotos
ocultos inundados.

Palpé las sensaciones olvidadas
de carcomidos miedos ancestrales
y el aliento meloso de optimismos
cálidos infundados.

Todo esto sucedió cuando esa tarde
vi, escuché, olí, gusté y toqué
con mis cinco sentidos, todavía
latentes, fascinados.


Felipe Tajafuerte. 2019

4 comentarios:

  1. A veces, Felipe, para impregnarse tan poéticamente de los 5 sentidos en plenitud, ayuda un sexto, que muchas veces parece el más potente, aunque digan que no existe.

    Felicitaciones australes.

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    Respuestas
    1. Gracias, Esteban. te deseo un buen año, un poco tarde, pero si la dicha es buena...

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  2. Apareces y desapareces como los ojos del Guadiana.

    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya tienes razón, Emilio. Ando un poco liado con otros temas, no obstante, algunos estáis entre mis lecturas diarias.

      Eliminar

Tu comentario es bien recibido aunque sea anónimo. Muchas gracias por tu atención.

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