viernes, 3 de junio de 2016

Encantamiento




Estoy hasta los congojos, masculló el Príncipe Encantado, pegando el ojo al tentador agujero para atisbar el exterior. Nadie transita por este lugar ni pasa la mano frotando esta maldita jaula, a pesar del letrero en que prometo cumplir los tres deseos del que me libere. En tan mala hora pedí al Hada Madrina que, en lugar de en un asqueroso batracio, me transformara en el Genio de la lámpara.

Y mira que me lo advirtieron: ten mucho cuidado, si haces con esa princesa lo que estás pensando, quedarás encantado. No lo tuve en cuenta y me dejé llevar por mis libidinosos instintos. Lo cierto es que quedé encantadísimo. Luego vino lo de su madrina. Una arpía. Que tú eres un sinvergüenza, que quién arregla este virgo, que entre las princesas tiene mucha importancia el precinto de garantía… 

Total, que me encuentro encerrado en una especie de sucia tetera que nadie quiere limpiar. A pesar de un rótulo tan prometedor. 



Felipe Tajafuerte (2016)

4 comentarios:

  1. Es que en este país ya no nos creemos nada de nada y menos del genio de la lampara, bastantes genios tenemos ya.

    Saludos

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    1. Pero este dice que va a cumplir su promesa. Y total, por una frotadica... Un saludo

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  2. Muy simpático, pero lo del "precinto de garantía" me ha desbordado la risa. Muy divertido, Felipe.

    Un abrazo.

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    1. El humor siempre viene bien. La literatura del siglo de oro español da muestras de la importancia que "el precinto de garantía" tenía en esa sociedad, importancia que hasta hace pocos años seguía vigente. Un abrazo

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