domingo, 25 de noviembre de 2012

Ignorancia




Nadie había oído nada esa mañana. Pero ella estaba allí, ángel caído desde un cuarto piso, estrellada contra el suelo. Medio cuerpo en la acera, el otro medio en la calzada.

Esa mañana nadie sabía nada. Muñeca de porcelana hecha trizas vertiendo su sangre sobre las marcas amarillas del lugar reservado a los disminuidos físicos. Ocupando su espacio, cual bandera roja y gualda en el asfalto.

Nadie había oído nada esa mañana. Cuentan que alguien dice, que un vecino menciona, que él bebía en exceso. Malas lenguas comentan que discutían y, en ocasiones, se peleaban e  incluso se insultaban. Lenguas viperinas, tratando de justificar lo injustificable, rumorean que ella le era infiel…

Esa mañana nadie sabía nada. Pero ella estaba allí, con el relente matutino, cubierta por una sábana, en prolongada espera del forense. Engrosando el número de mujeres muertas, desaparecidas en desigual combate.

Una víctima más de la violencia de género, o machista, o familiar, o como cojones se quiera adjetivar. Una víctima más y ya son… ¡¡Demasiadas!!

Sin embargo, en esa fría, gris y triste mañana, nadie sabía ni había oído nada. 


Felipe Tajafuerte
2012    



jueves, 22 de noviembre de 2012

Confidencias



Leía ávidamente las aventuras descritas con sin igual maestría. Al pasar la página me equivoqué y la “niña mala” desapareció junto con sus travesuras. Al poco tiempo, me encontré confiándole a Mario mis desventuras  de “niño bueno”.

Felipe Tajafuerte
2012

domingo, 18 de noviembre de 2012

El Cerco de Artajona


Llegamos a media tarde procedentes de Obanos y no era la primera vez que pisaba el suelo artajonés.  Penetramos bajo el arco de San Miguel, ese puente tendido entre dos torres del lienzo norte de la muralla, que separa la zona de aparcamientos del recinto protegido. Ascendimos una pequeña pendiente y llegamos a una plaza en la que destaca la robusta fachada cuadrada de la iglesia de San Saturnino.

Robusta fachada de San Saturnino

Tras una breve espera se nos presenta la guia que nos va a ilustrar sobre este espectacular recinto fortificado. De las catorce torres que debió tener en origen quedan en pie nueve y los cimientos de otras tres. Son lisas, de forma cúbica y almenada, abiertas en canal,  unidas por la muralla y un paseo de ronda.  Vamos caminando y llegamos a la parte occidental donde se encuentra el Castillo del Rey, un dojón de forma circular que también fue nevera de la villa en el siglo XVI, según reza esta inscripción en el dintel de la puerta "Hic servatur hyems ut sit moderatior aes(tas)" que, según creo, debe significar algo parecido a esto: aquí se guarda el invierno para moderar el estío. Con el paso del tiempo se han ido deteriorando mis conocimientos de latín.

El arco de San Miguel

En este perímetro atrincherado, uno de los más importantes de la Navarra medieval, denominado El Cerco desde principios del siglo XIV,  numerosas casas se encuentran incardinadas en las murallas y torres formando un todo inseparable. Dentro de este pintoresco conjunto guarnecido, de configuración irregular, de aspecto arriñonado y adaptado al terreno,  completan el perfil defensivo la propia iglesia de San Saturnino y el citado Castillo del Rey.

Las casas pegadas a las murallas y las torres abiertas por un lado

La torre parece formar parte de la vivienda

Hemos ido dando la vuelta hasta llegar de nuevo a la plaza. Frente a nosotros la fachada del templo con su portada gótica. Sus grandes arquivoltas descansan sobre columnas y capiteles historiados. En la parte superior del tímpano está representado el exorcismo de una joven realizado por San Saturnino flanqueado por las figuras de la reina doña Juana de Navarra y su esposo Felipe el Hermoso de Francia, reinantes en el momento de su construcción. En la parte inferior un friso con escenas del martirio del santo. Sobre la puerta un hermoso rosetón.

Portada de San Saturnino

Se trata de una iglesia fortaleza gótica de una sola nave amplia y espaciosa con cabecera poligonal. Su bóveda de crucería se sostiene apoyada en robustos contrafuertes exteriores. Junto a la cabecera la torre-campanario que servía de punto de vigía e incluso de cárcel. Un paseo de ronda circunda la cubierta que recoge las aguas y, a través de un conducto por el interior de una de las columnas contrafuerte, van a parar a un aljibe medieval bajo la iglesia descubierto, no hace mucho tiempo, en la parte norte del templo.

Interior de la iglesia

En el interior muy luminoso, recientemente restaurado, un bello retablo renacentista hispano-flamenco del siglo XVI, en una de cuyas tablas, la de la resurrección de Cristo, el artista pintó el perfil amurallado del Cerco en el espacio comprendido entre el brazo y el rostro del Señor. En un pequeño retablo en el lado de la epístola encuentro una curiosa representación de Santa Ana, la Virgen y el Niño. Llaman positivamente mi atención unos fantásticos capiteles y negativamente un reciente mamotreto de escalera para subir al coro que se come la mitad de un retablo lateral.

Detalle de un capitel

Aun posee Artajona otros monumentos dignos de atención que no eran objeto de nuestra visita. La iglesia gótica de San Pedro, en la parte baja de la población, con una esbelta torre medieval; la ermita barroca de Santa María de Jerusalén que alberga una talla románica de la Virgen labrada en cobre esmaltado y, en sus inmediaciones, a unos cuatro kilómetros de la población, los dolmenes del Portillo de Enériz y de la Mina, con más de cinco mil años de antigüedad, el primero de ellos tuve la oportunidad de contemplarlo en un viaje anterior.

La Virgen, el Niño y Santa Ana

Agradezco que la excursión llegue a su término puesto que, tras los recorridos realizados el día de hoy por Eunate, Puente la Reina, Obanos y este último del Cerco de Artajona, me encuentro físicamente cansado y mentalmente un tanto saturado. Nos tomamos unos minutos de descanso en la terraza de uno de los bares del pueblo saboreando con fruición una refrescante cerveza.

Cae la tarde sobre el Cerco

Acomodados en el autobús, partimos hacia Tudela mientras los últimos rayos solares, con guiños deslumbrantes, nos dicen adiós entre los árboles.



jueves, 15 de noviembre de 2012

Luna




                                       Riela la luna en el cielo
                                       y en el rumor se refleja.
                                       Su nívea imagen se mece
                                       sobre las ondas de arena.
                                       Siete caracolas cantan
                                       melodías de certeza.
                                       
                                       Sus conchas resplandecientes,
                                       cabe la ribera tersa, 
                                       componen luces y umbrías
                                       en la oscura noche plena
                                       y al piélago tenebroso
                                       tornan raudas las sirenas.


Felipe Tajafuerte
2012

domingo, 11 de noviembre de 2012

Turiaso

Cubierto y llovizna, esta era la previsión del tiempo para este día, pronóstico que se cumplió. Tras un corto viaje de veinte minutos, dando un salto de la Comunidad Foral de Navarra a la de Aragón, el autocar nos dejó en la glorieta de la que arranca el Paseo de la Constitución en el que ya nos esperaba la guía que nos va a ilustrar durante nuestra visita a nuestra vecina Tarazona, la Turiaso romana.

Junto al pretil de uno de los puentes que cruzan el río Queiles que atraviesa la ciudad muy bien encauzado, le escuchamos una breve introducción dándonos cuenta de la historia de la ciudad. Acto seguido comenzamos la visita de la misma encaminándonos, con los paraguas abiertos, a la Plaza de España.

Nos encontramos de frente con la fachada del Ayuntamiento de la ciudad edificado a mitades del siglo XVI para servir de lonja, granero y mirador. Se trata de un edificio de tres plantas, la última con una galería plateresca copiada en la restauración efectuada en 1972 del sobreclaustro del Monasterio de Veruela.

Fachada del Ayuntamiento

Debajo de la galería un magnífico friso de yesería del siglo XVI que representa la entrada del emperador Carlos I de España y V de Alemania en la ciudad de Bolonia acompañado de todo su séquito. Bajo este friso, restaurado en el año 2000, se encuentran las figuras en relieve de Hércules, Pierres y Caco, personajes de la mitología e historia de la ciudad. Decorando la puerta las figuras de la justicia y la prudencia y sobre ellas los escudos de Aragón, España en tiempos del Emperador y de Tarazona.


Detalle del friso

Proseguimos el recorrido por la judería, donde podemos contemplar sobre ella, apoyadas en los restos de las murallas del barrio del Cinto, las casas colgadas a las que se accede por la calle Conde.

Casas colgadas sobre la judería

Llegamos a la plaza donde se encuentra el Palacio Episcopal. Un mirador nos proporciona una excepcional vista de la ciudad en que se aprecian en primer término el santuario de Nuestra Señora del Río y la antigua plaza de toros; al fondo la catedral con la torre y la cúpula del cimborrio, ambas de estilo mudéjar.

La ciudad desde el mirador de la Magdalena

Cierra uno de los lados de esta plaza la iglesia de la Magdalena con su ábside románico circular y la esbelta torre mudéjar. Según algunas opiniones, en su solar se edificó un primer templo visigodo con rango de catedral que más tarde se convirtió en mezquita durante la dominación musulmana. Después de la reconquista de la ciudad por Alfonso I el Batallador, se construyó en el siglo XII, una nueva iglesia que, a lo largo de los siglos, ha sufrido varias  transformaciones profundas.

Iglesia de la Magdalena con su torre mudéjar

Penetramos en su interior y nos sorprende la clara división de las tres naves totalmente desiguales, fruto de una remodelación de finales del siglo XVII. La central más elevada con bóveda de cañón y lunetas, la del lado de la epístola mucho más baja también con bóveda de cañón y la del evangelio nos muestra, apoyada en arcos apuntados, la antigua techumbre de madera de que fueron dotadas las tres naves a principios del siglo XV cuando se reconstruyeron con ladrillos.


Techumbre de madera de una de las naves

Pasamos a visitar el palacio episcopal, asentado sobre la antigua Zuda,  donde resalta su patio central y el Salón de los Obispos, cubierto por un artesonado mudéjar, en el que se encuentran los retratos de todos los obispos que ha tenido tan antigua diócesis. Experimentamos que el suelo de esta sala parece moverse.

Patio central y escalera del palacio episcopal

Residencia temporal de los reyes de Aragón, se convirtió en palacio episcopal  desde finales del siglo XIV. Consta este palacio de edificaciones medievales, renacentistas y barrocas, destacando la fachada sur por sus arcadas de cimentación y la triple galería de arquillos, además de la del oeste decorada con una estructura de retablo de ladrillo y yeso en el lado derecho, el que se ve desde el río y el antiguo camino de Castilla.


Fachada sur del palacio episcopal

Descendemos de lo alto del Barrio del Cinto en el que se encuentran los dos edificios visitados, cruzamos de nuevo el Queiles y pasamos a contemplar la antigua plaza de toros. Es un edificio octogonal constituido por 32 viviendas, habitadas desde su inicio. Tiene planta baja y tres alturas, con ventanas en el perímetro exterior y en el interior grandes arcos sobre pilares ochavados. Las arcadas del interior hacen las funciones de palcos. Finalizó su construcción en 1792 y se celebraron festejos en ella hasta 1870 en que se construyó la plaza de toros actual. Es conocida también con el nombre de Plaza de los tocinos porque en ella se celebraba el mercado de estos animales. Hoy en día, en este sitio, tienen lugar numerosos eventos musicales.

Plaza de toros vieja

Seguidamente, disfrutamos de unos minutos de descanso hasta la hora en que tenemos prevista la visita de la catedral, tiempo que aprovechamos para tomar un tentempié, adquirir el correspondiente dedal de colección y  detenernos para hacer una pequeña inspección a la hermosa ermita de Nuestra Señora del Río que nos cae al paso entrando en su interior.

Ermita de Nuestra Señora del Río

Después nos acercamos hasta la catedral y me entretengo en hacer unas fotos de la extraordinaria cúpula mudéjar de su cimborrio, a la espera de que comience nuestro recorrido por Santa María de la Huerta, advocación bajo la que se ampara este templo que ha permanecido cerrado durante cerca de treinta años para su restauración, todavía no concluida, de cuya visita daré cuenta en una próxima entrada.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Narcisismo



Contemplaba con arrobo su rostro plasmado en la lámina tersa de la alberca. Lanzó  una piedra al agua y el reflejo se desvaneció  en círculos concéntricos. Cerró los ojos y, al abrirlos, el estanque había desaparecido dejando en su lugar un enorme sumidero. 

Felipe Tajafuerte
2012

sábado, 3 de noviembre de 2012

Jota de Tudela

La "Jota de Tudela", también llamada "Viva la Pepa" por el nombre de la persona a la que fue dedicada,  fue compuesta a principios del siglo XX por el músico tudelano Mariano Sanmiguel y brindada a Josefa Martínez, esposa de su amigo el director de la Banda de Música de Tudela.

Esta jota se vino interpretando desde 1915-1916; era la obra final de los bailables y por lo tanto se bailaba durante todo el verano y en las ocasiones en las que actuaba la Banda. Durante la guerra civil y la posguerra dejó de interpretarse debido a su nombre, por sus connotaciones democráticas, a pesar de no tener nada que ver  con la Constitución de Cádiz. En el año 1979 fue recuperada por el colectivo Erribera Taldea

Hoy día la baila nuestro Grupo Municipal de Danzas en numerosos eventos acompañada bien por la banda de música o por txistularis. Durante las fiestas de nuestra patrona Santa Ana un gran número de gentes la bailan todas las noches, después del "Baile de la era" y el "Zortzico", inmediatamente antes de "La revoltosa", otro baile característico de nuestra ciudad.  Cada año se incrementa del número de interesados en la cultura popular que aprenden estos bailes propios de nuestro pueblo.

A continuación incluyo un vídeo con el baile de la Jota de Tudela interpretada por el Grupo Municipal de Danzas de Tudela, acompañados de la Banda de música, en el que podréis percibir la alegría que se desprende de esta peculiar jota.




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