viernes, 17 de septiembre de 2010

Cañón del Río Lobos

Cuenta la leyenda que el Apóstol Santiago saltó con su caballo desde lo alto de uno de los  farallones del desfiladero.  Junto al camino que hoy se utiliza, los cascos dejaron grabadas sus huellas en la piedra. Cayósele la espada y allí donde se clavó cual mágica “Excalibur” quedó determinado el lugar donde se construiría la ermita de San Bartolo.

Es así como se ha preservado el recuerdo de la situación de este Cañón en uno de los tantos caminos de Santiago y al mismo tiempo ha trasmitido la importancia sagrada del enclave.


Paleta de colores en el cañón

En las sierras de pie de monte que separan las estribaciones de la Cordillera Ibérica y la Alta Meseta del Duero, a caballo entre las provincias de Soria y Burgos, el río Lobos forma una espectacular garganta kárstica mediante una antigua e intensa erosión fluvial, dibujando una  gran escultura natural horadada inexorablemente por su cauce que cuenta con el título de Parque Natural desde 1985.

El Lobos se entrevé entre las horas de los nenúfares

La sabina, el pino, el quejigo y la encina conviven con matorrales asociados como el enebro, gayuba y aliaga que, unidos a los espliegos, tomillos y salvias, acompañan al río en este recorrido donde los chopos y los sauces dan cobijo a las grandes hojas flotantes de los nenúfares.


Oquedades y colores en el cañón


Las formas y el colorido de las rocas despiertan nuestra imaginación. Las paredes, repisas y oquedades del Cañón conforman un singular refugio de aves rapaces protegidas donde los buitres leonados han encontrado el hábitat perfecto.

Ermita de San Bartolo


Penetramos  por el acceso más utilizado que es el que parte desde Ucero hasta la ermita de San Bartolomé. Esta ermita que formaba parte del antiguo cenobio templario de San Juan de Otero y del que sólo se conserva la capilla, fue erigida en el siglo XII en un enclave fascinante, lleno de simbolismos y coincidencias geográficas ya que se halla a la misma distancia, en metros, de los límites más externos al este y al oeste de la península ibérica, Creus y Finisterre. Detrás de la iglesia templaria, en el roquedal,  se encuentra la Cueva Grande hoy día refugio para el ganado.

La Cueva Grande

Más allá, el Cañón se estrecha esculpido por un Lobos que aparece y desaparece cual pequeño Guadiana, mientras sugerentes formaciones, resultado del agua y del tiempo, llenan de cavidades el Cañón que continúa hasta la localidad burgalesa de Hontoria del Pinar completando un recorrido de casi 25 kms.

Era un día espléndido y el breve paseo por el Cañón, a la orilla del arroyo, bajo la sombra de los chopos, resultó muy agradable y necesario para facilitar la digestión.


Figuras caprichosas en las rocas

Recordé la primera visita que había efectuado a este lugar. Celebrábamos el día de la Comunidad Foral de Navarra y decidimos realizar  una excursión para conocer el Cañón del Río Lobos. Como hoy, el sol lucía en todo su esplendor pero el río, ahora bullicioso y alegre, poblado de nenúfares, en aquella ocasión permanecía callado y completamente helado.  Era diciembre y estábamos en Soria.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Apostilla a Donde Almanzor...

Después de publicar la entrada anterior, dado que no me quedaba muy conforme con ella puesto que estaba convencido de que nuestro guía se había basado en algo para hacer semejante afirmación, he continuado indagando más sobre este asunto y por fin he encontrado un texto que corrobora sus manifestaciones.

Se trata de un escrito de M. Levi Provençal en la Historia de España, dirigida por Ramón Menéndez Pidal, 1950 que en uno de sus párrafos literalmente dice lo siguiente:

Según Lucas de Tuy (Apend. Dozi Rech. I), el día de la derrota de Almanzor en Calatañazor, "una especie de pescador gritaba con una voz lamentable a orillas del Guadalquivir, ora en caldeo (es decir en árabe), ora en Español: "En Canatanazor/perdió Almanzor/el atambor". Lo que significa: en Calatañazor perdió Almanzor su timbal o su sistro, es decir su alegría. Los bárbaros de Córdoba venían hacia él, pero en cuanto se acercaban, se desvanecía, para reaparecer en seguida en otro lugar repitiendo la misma lamentación"

Esto lo he encontrado consultando Soria pueblo a pueblo página que, con toda seguridad, Ismael visitará asiduamente, así que la “perla” no era suya.


Casa de Calatañazor
A pesar de todo, en mi modesta opinión, es una interpretación figurada traída muy por los pelos y, aparentemente, sin ninguna justificación lingüística.

Chimenea típica de Calatañazor
Nunca he cuestionado la profesionalidad de nuestro amigo Ismael. Si, a pesar de ello, involuntariamente he hecho pensar a alguien lo contrario, he de resaltar que su solvencia y la preparación exhaustiva de sus comentarios queda fuera de toda duda

Como creo que es mi obligación hacer esta puntualización: QUEDA DICHO

viernes, 10 de septiembre de 2010

Donde Almanzor…

Unos negros nubarrones cubrían la cima del Moncayo poniendo en cuestión la información meteorológica solicitada en Internet y que vaticinaba un día excelente en tierras sorianas. Más adelante la niebla parecía confirmar el presagio de las nubes. Entonces recordé el conocido refrán: mañana de niebla, tarde de paseo.



No hubo que esperar tanto puesto que en breve espacio de tiempo comenzó a asomar un tímido sol que poco a poco fue cobrando fuerza hasta obsequiarnos con un magnífico día.

La carretera atravesaba el monótono y plano paisaje del páramo castellano entre sabinas, enebros, y carrascas que junto a robles, pinos albares y encinas componen la escasa presencia arbórea en esta parte de la provincia de Soria, poseedora sin embargo de una gran masa forestal.

Tras una breve visita al sabinar, llegamos al histórico lugar de Calatañazor. Iniciamos la empinada cuesta de subida y aparecieron ante nuestros ojos las primeras edificaciones. No es una población con casas blasonadas ni nada por el estilo. Sencillas construcciones de adobe, madera de sabina y pino, sobre base de piedra, morada de los viejos pastores de la mesta.



Ruinas del castillo de Calatañazor
Ismael nuestro habitual y simpático guía soriano, recogido a nuestro paso por la capital, dio comienzo a sus amenas descripciones. En un momento dado dijo:

- Calatañazor, donde Almanzor…
- … perdió su tambor, añadimos nosotros.
- no es tambor, sino “atambor”, que significa su alegría de vivir, apostilló él.

Yo me quedé un  poco perplejo. En ningún momento había escuchado esa acepción y no sabía si era una nueva broma, a las que es tan dado, o por el contrario estaba en lo cierto. Recordaba haber leído eso de “..sonaban los atambores..” pero no tenía sentido con lo que estaba mencionando Ismael. Lo memoricé para cerciorarme, nunca se sabe. Por otra parte jamás he comprendido el significado de la dichosa frase del tambor.

Una vez en casa tomo “El pequeño Espasa” y leo: Atambor. m. instrumento y persona que lo toca.

Consulto “La Gran Enciclopedia Larousse”: Atambor. n. m. (ár. Al-tumbür, tambor). Ant. Tambor, instrumento músico y el que lo toca.

Sólo me falta el DRAE. Busco y encuentro: Atambor 1. m. desus. tambor (instrumento musical); Atambor. 2 desus. Persona que lo toca.

Ni en sentido figurado aparece lo de la alegría de vivir. Eso es lo que tiene nuestro dicharachero cicerone que cuenta la historia de una forma muy “sui generis”: alegría de vivir.

Me viene a la memoria cuando nos leyó el poema de Machado “A un olmo viejo” de un libro que llevaba “por casualidad”, según dijo, en su mochila. O aquello de “¡Oh! Moncayo, monte traidor. Empobreces a Soria y haces rico a Aragón”.

Calle de Calatañazor
He seguido indagando en torno a la más que dudosa batalla de Calatañazor y en todos los escritos encontrados figura el dicho de la otra forma: En Calatañazor perdió Almanzor el tambor. 

Nuestro mentor de vez en cuando nos suelta alguna perla de estas, pero lo del atambor y el significado que le atribuye tiene su aquel.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Rastrillo del domingo

Ayer aprovechando el fresquito de la mañana, mi esposa y yo, hicimos una visita al mercadillo de antigüedades y artesanía que se celebra en Tudela todos los primeros domingos de mes. Es un mercado reducido que se sitúa en la calle Herrerías pero que resulta muy interesante.


Mientras mi mujer se detenía en el puesto de artesanía de nuestra hija, yo me dediqué a echar un vistazo por los diferentes tenderetes.

Había de todo como en botica, incluso cintas de vídeo VHS a 50 céntimos. Me entretuve viendo los discos de vinilo por si había alguna oportunidad. Estaban a muy buen precio, un euro, pero no me satisfizo ninguno. Posteriormente ojeé libros de todos los estilos.

Seguí más adelante y vi en diversos lugares cámaras fotográficas, jofainas, cuadros, teléfonos, llaves, sellos, monedas, estampas, una imagen de La Virgen en madera de tamaño casi natural muy antigua, un arado, dos trillos, planchas de carbón, una rueda de timón, un fanal, un baste, horcas, una tuba, una cizalla enorme de madera y metal, un carricoche con caballito de madera… en fin, toda clase de artilugios y cachivaches.

Recogí a mí mujer y nos dimos otra vuelta. Nos paramos en un stand donde se vendían libros descatalogados sobre Navarra y Tudela. Los últimos son mi punto débil. Tenía algunos títulos verdaderamente sugestivos. Me hice con una lista de obras de José María Iribarren con el fin de averiguar cuales de ellas me faltan y adquirí UNA HISTORIA DE REHABILITACIÓN URBANA EN TUDELA, de Belén Esparza. Trata sobre la rehabilitación del casco antiguo de Tudela desde 1983 a 2003.

Es quizá un libro algo  técnico pero le encontré el atractivo fotográfico de las actuaciones urbanísticas comparando el estado antiguo con el actual.

Calle Herrerías de Tudela

Cuando abandonamos la calle Herrerías iba pensando en las cosas que hemos desechado a lo largo de nuestra vida, algunas parecidas a las que se venden en este rastrillo. Lo que para unos carece de valor, otros por el contrario lo buscan denodadamente. Sin ir más lejos, yo tengo unas cuantas cintas de videocasete y no sé qué hacer con ellas.

 De todas formas, hay gente que saca partido hasta de la mierda.

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